Caligrafía

La caligrafía ha sido, desde el origen de los tiempos, un medio muy importante de comunicación.

Las caligrafías latina, griega, islámica, hebrea, china, japonesa, tibetana, sánscrita y cirílica fueron las que transmitieron las bases de nuestra cultura.

Durante siglos, todos los documentos oficiales fueron hechos a mano por escribas.

Para estudiar la caligrafía uno debe familiarizarse con una serie de materiales e instrumentos como plumas metálicas, cañas cortadas (cálamo), plumas de aves (ganso, pavo y otros), brocha, papel, pergamino (piel de cabra), tintas, pan de oro y otros instrumentos. para hacer la tinta y el papel.

Se debe dominar varias técnicas y conocer varios estilos de escritura para poder practicar esta artesanía.

Cuando estas condiciones están reunidas, uno supuestamente ha alcanzado un nivel profesional.

Sin embargo, una pregunta queda siempre por resolver: ¿qué es la caligrafía? El diccionario nos dice que Cali= bello, Grafos= escritura, bella escritura podría ser la definición.

Aunque se podría ir más allá de esta definición y no tomarla al pie de la letra.

Las artesanías tradicionales han sido siempre portadoras de algo más, de otra verdad. de algo que no se ve a primera vista.

Titus Burckard en su libro El arte sagrado en el este y oeste nos dice que «la más noble de las artes visuales en el mundo del Islam es la caligrafía y escribir el Corán es el arte sagrado por excelencia… este arte juega un papel más o menos análogo al de los iconos en el arte cristiano, porque representa el cuerpo visible de la palabra divina».

En el medioevo. las artesanías tradicionales no estaban ligadas sino fuertemente influenciadas por la alquimia que tenía por meta la transformación del ser, la transformación de energías pesadas en energías más ligeras. es decir, de la materia en espíritu.

El artesano, al igual que el alquimista, sabe que su tarea principal es la creación de sí mismo. Y es que sobre todo para alcanzar esta meta es preciso luchar con paciencia infinita.

Como está dicho en las tabletas de esmeralda de Trimegisto.

separando «lo sutil de lo grueso, suavemente con mucho cuidado para hacer oro de todo lo que su mano toca», según refiere D. M. Dooling en la revista Parábola.

Al leer los escritos de diferentes culturas orientales o del medioevo occidental, llegamos a la conclusión de que hay algo más que bella escritura en la palabra caligrafía.

Como otras artesanías, tiene otra dimensión, una dimensión espiritual.

Al escribir, como al hacer cualquier otro objeto, este objeto está cambiando algo en el artesano (el calígrafo).

Es este proceso, cualquiera que sea el resultado, lo que es importante.

Hacemos el objeto y éste nos hace a su vez: es un doble camino. Una cierta calidad de atención es necesaria durante este proceso.

Ananda K. Coomaraswamy nos dice: «Las obras de arte son reminiscentes, en otras palabras, soportes de la contemplación, y la comprensión de estas obras ha de servir a las necesidades del alma, es decir, en las palabras de Platón, de afinar nuestros modos distorsionados conforme a las armonías cósmicas.»

Por último, el calígrafo, si cumple con su función, es el hacedor, el usador y el instrumento.

Realiza la obra, contempla la belleza útil de ésta, y a la vez es el instrumento a través del cual, (si este instrumento está bien afinado) las fuerzas se manifiestan.

Como la flauta, a través de la cual el aire pasa para crear un sonido.

En esta humilde posición y haciendo buen uso de todas las técnicas, materiales e instrumentos, el calígrafo logra a través del objeto creado, la última creación, la de sí mismo como unidad.

Las artesanías tradicionales son escuelas esotéricas, Y como tal, la caligrafía es parte de esta larga tradición de trabajo interior.

Fuente: Taller de Tipografía Avanzada de la U de Londres