La tipografía como texto
Así como hay diferentes vestidos para cada ocasión -un traje para el trabajo de oficina, unos jeans para el fin de semana, una minifalda para atraer la atención hay tipos de letra para usos específicos.
Hay letras «de etiqueta» para ocasiones elegantes. Hay letras para trabajo pesado. Hay letras cómodas y confortables, como unos buenos jeans.
Hay letras estrafalarias, vulgares o despampanantes, rebeldes y conservadoras.
Pero así como a nadie se le ocurriría ir a la oficina con una escafandra de buzo, o al polo norte en hot pants, lo más probable es que a nadie se le ocurriría componer un soneto de Sor Juana en una letra como la Via
Face Don o la Constitución Mexicana en gótica alemana Fraktur.
Porque hay ocasiones – y están ocasiones son la mayoría – en que las letras vienen contenidas en líneas, y estas líneas en párrafos, y estos párrafos en libros, periódicos o revistas.
Así pues, letra de texto es aquella que sirve para componer líneas, párrafos y libros enteros.
No cualquier letra sirve para esto. Una letra para texto debe poseer un mínimo de «ruido» y un máximo de claridad, estabilidad y comprensibilidad (algunos dirían: legibilidad), para poder comunicar el contenido.
Una letra de texto, por decirlo así, es una letra «de trabajo».
El diseñar una letra para texto presenta ciertos puntos específicos que deben tomarse en cuenta:
• Se debe considerar tanto el «negro» (las letras en si) como el «blanco» (los espacios entre letras y entre renglones: leading y kerning) en el diseño, con el fin de obtener un «gris» (la mancha tipográfica, el texto en sí) uniforme, aunque no monótono.
• Se deben diseñar todos los caracteres internacionales (ver tabla adjunta), incluyendo ligaduras y todos los signos de puntuación, así como las regias para usarlos.
• Hay quien dice que una letra de texto debe tener patines. Aunque esto no tiene que ser siempre así, es cierto que las letras de texto tradicionales (Garamond, Cas/on. Bodoni, Times) normalmente los tienen.
• Es importante dominar el vocabulario tipográfico que nos viene desde los romanos hasta nuestros días. Las formas de las letras pueden variar, pero deben ser siempre reconocibles por el lector.
Alguien podría pensar que todo esto es muy aburrido y además ¿para qué necesitamos más letras de texto? Pues bien, el rigor en el diseño no mata el juego sino que lo incrementa y lo hace más apasionante.
Es algo así como subir el nivel de dificultad en el Tetris.
El reto es hacer una letra que comunique, que interese y que sea lo más clara posible, pero sin que sea aburrida o un simple fusil de los tipógrafos de la «Antiguedad».
Se puede usar un buen traje «de trabajo» sin verse como burócrata.
Fuente: Taller de Tipografía Avanzada de la U de Londres