La línea

Una línea, en esencia, puede percibirse como un punto en movimiento: la cualidad estática de un punto, cuando éste se convierte en línea, se transforma en movimiento dinámico.

Por naturaleza, la longitud de una línea es infinita, su peso indefinido y su dirección indeterminada.

En el diseño tipográfico una línea asume funciones diversas.

Por ejemplo puede organizar, estructurar, conectar, separar, enfatizar, destacar o encuadrar.

En la tipografía las líneas permanecen claramente separadas del resto.

Sus cualidades visuales son muy diferentes de las de las letras y su presencia es poderosa.

Cuando se utilizan líneas, inmediatamente surgen preguntas relativas al grosor, la longitud, la dirección y la forma.

¾ ¿Qué longitud y que grosor debería tener la línea?

¾ ¿Debería ser recta, en ángulo o en curva?
¾ ¿Cuándo deja la línea de ser una línea y se convierte en un plano?

Las líneas muy adaptables, invitan a la experimentación, quizás en la forma de un boceto impreciso de una letra o un estudio de ritmo. En cualquier caso, la línea es un elemento dinámico que resulta esencial para dar vida a las ideas.

En el diseño tipográfico hay dos tipos de una línea: la línea concreta y la línea imaginaria. La línea concreta se caracteriza por tener longitud, peso y dirección.

La línea visual imaginaria aparece entre dos o más elementos. Este tipo de línea constituye un aspecto extraordinariamente importante en el ámbito del diseño tipográfico.

Fuente: Taller de Tipografía Avanzada de la U de Londres