Rudy Vanderlans

Rudy Vanderlans nació en La Haya (Holanda) en 1955. A los diecinueve años ingresó en la Royal Academy of Fine Arts de su ciudad con la idea de convertirse en ilustrador.

Como la institución no ofrecía un currículum específico para ello, Rudy eligió el Departamento de Diseño Gráfico para formarse, simplemente porque allí se impartían clases de dibujo del natural e ilustración.

Poco a poco, y sin darse cuenta, se fue metiendo en una disciplina bastante pragmática, en la que primaban los conceptos de claridad del mensaje e importancia de la retícula.

Eran los tiempos en que en las escuelas de diseño gráfico dominaba la ideología funcionalista y la filosofía del diseño encontraba sus máximos exponentes en la revolución formal que había comenzado sesenta años antes, con artistas y movimientos como El Lissitzky, De Stijl, la Bauhaus, Jan Tschichold y Emil Ruder, entre otros.

Sinónimos de diseño gráfico eran el orden, la claridad, la simplicidad, en un mundo moderno a cuya armonía contribuirían, con su práctica, los diseñadores.

Aunque Rudy VanderLans, como alumno aplicado, había asimilado esos criterios funcionales, pronto empezó a interesarse por el trabajo de creadores cuya obra escapaba de los parámetros racionalistas y, así, quedó vivamente impresionado por la vitalidad del diseño de Milton Glaser y del alemán Heinz Edelmann; ambos recurrían a la ilustración como un medio de comunicación muy importante y usaban la tipografía sin restricciones.

Milton Glaser proclamaba, además, que no había una única manera de entender el diseño y que lo simple no era mejor que lo complejo.

La revista U & lc, dirigida en esa época por Herb Lubalin, también captó su interés, por la manera tan libre de emplear los tipos, sin las limitaciones que imponían los puristas.

Los primeros pasos en el ámbito profesional los dio VanderLans trabajando como aprendiz durante tres meses en Total Design de Amsterdam, uno de los estudios más importantes del país, al frente del cual se encontraba Wim Crouwel, conocido defensor de la máxima «la forma sigue a la función».

De esta manera, Rudy vio confirmadas las teorías que le habían enseñado en la Royal Academy y no tuvo que cuestionar su posible validez.

En 1980 el diseñador holandés comienza a trabajar en Vorm Vijf de la Haya, un estudio fundado por Joop Ridder y Bart de Groot, cuyos planteamientos tipográficos eran menos rígidos que los de la mayoría de sus colegas.

Dicho estudio centraba su actividad en el campo de la identidad corporativa y VanderLans en seguida se dio cuenta de que no era el que a él le interesaba más.

Algo desalentado por sus primeras experiencias en la profesión, decidió cambiar de aires.

Presentó una solicitud para estudiar en la Universidad de California en Berkeley y al ser admitido se trasladó a los Estados Unidos.

Allí, mientras estudiaba fotografía, conoció a Zuzana Licko, con la que contrajo matrimonio en 1983.

Ese mismo año comenzó a trabajar para el periódico San Francisco Chronicle, bajo la dirección artística de John Sullivan.

Las características del medio le hicieron sentirse frustrado, obligándole a replantearse continuamente todas las ideas funcionalistas que había recibido en su formación.

Lo más importante era acabar a tiempo para que la publicación saliera a la calle; el cuidado de la tipografía, su legibilidad, los espacios en blanco y, en definitiva, cualquier regla básica del diseño tradicional aquí importaban bien poco.

Y, así, Rudy Vanderlans, paulatinamente, fue arrinconando todas aquellas fórmulas que sus ordenados profesores holandeses le habían metido en la cabeza.

El choque fue grande para alguien que venía de un país donde los diseñadores tienen un peso específico y desde las guías telefónicas hasta la configuración gráfica del dinero son obra de un profesional cuyo criterio es importante para una sociedad que siente un gran respeto por el diseño.

El San Francisco Chronicle era prácticamente todo lo contrario. Concebido, también desde el punto de vista estético, por unos editores con ideas propias sobre lo que debía ser un periódico, los diseñadores no eran más que meros ejecutores de las mismas.

Pero, no todo fue tan negativo, porque Vanderlans aprendió también que muchas veces no hacían falta tantas normas como le habían contado, y sí eran necesarias unas buenas dosis de sentido común.

Concluyó que no todo el mundo lee de la misma manera y que el grado de sofisticación visual al que se ha llegado en nuestro mundo hace que prácticamente, y desde el punto visual, podamos adaptarnos a cualquier cosa.

Todas estas consideraciones le hicieron sentir la necesidad de investigar llegando, incluso, al límite de la legibilidad.

Por otra parte, estas crecientes inquietudes coincidían con un proyecto nacido de su relación con otros dos artistas holandeses, Marc Susan y Menno Meyjes, a los que había conocido en 1982 gracias a la exposición «Artistas Holandeses en la Costa Oeste».

Querían crear una revista multicultural, que sirviera de punto de encuentro entre tendencias y artistas procedentes de todos los lugares del mundo.

De esta manera Emigre salió por primera vez a la calle en 1984, con una tirada de tan sólo 500 ejemplares, bajo la perspectiva de unos artistas marcados por su condición de emigrantes.

También a través de la exposición de artistas holandeses, Vanderlans estableció relación con Henk Elenga, uno de los miembros fundadores de Hard Werken, un colectivo holandés dedicado al diseño gráfico que había abierto un estudio en Hollywood.

Rudy se encontró fascinado por las actitudes tan poco tradicionales que, respecto al diseño, mantenía el grupo.

No parecían preocuparles aspectos tales como la funcionalidad o la legibilidad pues estaban mucho más interesados en el efecto total, aunque en ocasiones pudiera resultar ilegible.

La influencia de Hard Werk en la manera de diseñar de Vanderlans fue profunda y definitiva, como se refleja en los primeros números de Emigre.

Pero el trabajo de VanderLans y en definitiva, Emigre no hubieran sido lo mismo sin la estrecha colaboración – no siempre fácil – con Zuzana Licko, una mujer de espíritu tan inquieto o más que el del diseñador holandés.

Fuente: Taller de Tipografía Avanzada de la U de Londres