Neville Brody

Nacido en 1957 en Londres, estudió diseño gráfico en el London College of Printing donde en seguida tropezó con la actitud hostil de sus profesores que consideraban su trabajo poco comercial.

Desde sus comienzos, y todavía en la escuela, a Brody le preocupa profundamente la influencia que los medios de comunicación ejercen en nuestra sociedad.

Para él son la nueva fe religiosa de un mundo saturado de imágenes e ideas y sus directores, estilistas y diseñadores se han convertido en los sacerdotes de este final de siglo.

Sus reflexiones en torno a este tema pronto le condujeron a desarrollar cierto «primitivismo moderno» cuyo objetivo fundamental era humanizar el medio ambiente visual, recurriendo a unos particulares sistemas de signos.

«Yo quería comunicarme con tanta gente como fuera posible pero haciéndolo también de la manera artística más popular, más personal y menos manipuladora».

The Face

Será The Face la revista que le convertirá en uno de los diseñadores más admirados de las últimas dos décadas.

En The Face, Brody va a desarrollar un nuevo lenguaje gráfico que más tarde aplicará a otros medios.

Los cinco años que permanece trabajando en ella le llevarán a cuestionar la estructura tradicional de una revista y a emprender una auténtica revolución en su diseño.

«…en una revista, las palabras son factores de reconocimiento, por tanto, los espacios entre letras se convierten en parte de un sistema modular.

Tu estructura es un sistema de signos. Los elementos que dictan ese sistema son signos, símbolos y palabras… Un artículo existe en muchos niveles, no consiste sólo en palabras.

Y cualquier diseño muestra el modo en que leemos el contenido. El tipo que usas, su tamaño, la manera de espaciarlo, la posición que eliges, todo ello afecta a la manera en que se lee un fragmento».

Una retícula sencilla, capaz de adaptarse a distintas necesidades, permitió siempre a The Face centrar sus elementos de diseño y trabajar bien con las fotos, porque una de las piezas clave de la personalidad de esta revista fueron las fotografías, producto de la libertad de que disfrutaron los fotógrafos.

Al mismo tiempo, The Face fue el escenario donde hicieron su aparición signos y logotipos que utilizados fuera de contexto produjeron un impacto del que carecían incorporados a la visión cotidiana, ocultos en la maraña visual de nuestra vida diaria.

El mac

Hacia 1987 el Macintosh va perdiendo aquella torpeza que desde su nacimiento en 1984 lo había mantenido a distancia de los diseñadores.

Brody se negaba a utilizarlo pues consideraba que si cualquier trabajo podía hacerse a mano debía de hacerse a mano.

Desde luego las ilustraciones y tipografías generadas por ordenador eran bastante toscas y limitadas pero Neville Brody comenzó a cambiar de opinión cuando vio el trabajo de Rudy VanderLans y de Zuzana Licko en Emigre, la revista creada por ambos en California.

Emigre era la bandera de quienes creían firmemente que los ordenadores revolucionarían la forma de usar la tipografía y, finalmente, Brody se dejó convencer por ellos.

Gracias a sus constantes visitas a Berlín establece un contacto regular con Erik Spiekerman a quien había conocido en Nueva York en 1987.

Por aquel entonces, Spikerman acababa de fundar FontShop, el primer distribuidor de tipos digitales por correo, y quizá sea esta relación la que impulsó a Brody a acometer con mayor interés algo que ya había comenzado tibiamente dos años antes: la exploración de las posibilidades de la computadora.

Fuse

Pero uno de los proyectos más interesantes es el que Brody pone en marcha siguiendo los pasos de su amigo Spiekerman. Decide establecer FontShop en Gran Bretaña, que aquí recibirá el nombre de FontWorks UK, y que en junio de 1990 da comienzo a su actividad con un stock de 9.000 fuentes.

En este contexto ha nacido Fuse, la revista que concentra actualmente gran parte de los esfuerzos creativos de Neville Brody. Fuse es algo más que una revista, o un poster A2 acompañado de disquetes.

Calificada por algunos como «la revista del futuro», es un foro de debate para la tipografía experimental y una profunda investigación en el lenguaje.

Los diseñadores que trabajan en el proyecto desarrollan una tipografía en torno a un tema.

Brody diseña un cartel promocional para cada entrega trimestral y desde el número 5 introduce una fuente «oculta» que acompaña a las otras cuatro que se suministran en los discos.

Otra de las intenciones de Fuse es la de crear una auténtica interactividad.

Los tipos creados no sufren las restricciones de los derechos de autor y los usuarios pueden jugar con ellos, reinterpretarlos y ¿por qué no?, tal vez superarlos encontrando algo que les lleve más lejos en su trabajo.

Para Brody, Fuse ha sido y es una auténtica necesidad, el medio que le permite seguir desafiando los convencionalismos sobre la forma y la función de la tipografía, porque, aunque su estilo ha ido variando durante todos estos años, hay algo que permanece intacto en él: su capacidad para asumir riesgos, cualidad muy apreciable en alguien cuya obra ha colgado de la pared de un museo.

Fuente: Taller de Tipografía Avanzada de la U de Londres