Mentiras
Descubrir a nuestro hijo mentir, robar o hacer trampa puede preocuparnos, sin embargo estas conductas son normales en los niños pequeños
Si recordamos nuestra infancia, quizá encontremos haber actuado de manera similar y nos será más fácil entender que estos comportamientos tienen una razón de ser.
Lo que puede complicar la situación es nuestra actitud. Si nos asustamos y reaccionamos en forma violenta y exagerada podemos provocar que nuestro hijo se sienta avergonzado. La culpa viene a partir de nuestros reproches, pues él no sabe que está haciendo algo indebido.
Mentiras
Hay muchas razones por las que el niño puede mentir de vez en cuando
Los niños pequeños no siempre tienen la capacidad para distinguir entre la realidad y la fantasía, o entre lo que pasó y lo que les hubiera gustado que sucediera, y suelen inventar historias fantásticas en las que expresan sus deseos. Estas fantasías no son mentiras. La imaginación es un signo de salud en el niño de esta edad.
Cuando el niño usa la imaginación fuera del juego y exagera con explicaciones fantasiosas, conviene hacerle ver que en realidad las cosas no son o no sucedieron exactamente así
Esto es simplemente para ayudarlo a aclarar sus ideas, no para corregirlo, pues la intención del pequeño suele estar muy lejos de engañar.
Debemos explicarle por qué es conveniente decir la verdad. Puede ser útil el cuento del pastorcito que siempre gritaba para divertirse: “¡Ahí viene el lobo. Se come mis ovejas!” De tanto mentir, el día que el lobo llegó, nadie le creyó. A los niños les gusta esa historia. Vale la pena platicar sobre ella.
Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura