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La calma

Desde luego que es difícil mantener siempre la calma. Es inevitable que los padres nos enojemos de vez en cuando

Cuando esto nos suceda, conviene decirlo con claridad: “Estoy enojado. Eso que hiciste me molestó”. Darnos tiempo para tranquilizarnos en lugar de reaccionar con regaños o gritos, alejarnos del niño hasta que la molestia desaparezca y estemos en condiciones de hablar con él.

Un padre enojado no es un buen maestro ni es capaz de escuchar las razones del niño para ayudarle a aprovechar la experiencia y aprender de ella.

Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura