Temores al ejercer la autoridad
Cometemos dos tipos de equivocaciones al disciplinar a nuestro hijo
Consentirlo y dejarlo hacer lo que quiera, o exigirle un comportamiento maduro cuando aún no está preparado son dos errores muy frecuentes. A veces pasamos de un extremo a otro, y eso le puede causar más confusión al niño.
Algunos padres tenemos miedo de perder el amor de nuestro hijo si ejercemos la autoridad.
Tal vez no nos atrevemos a marcar límites porque no deseamos imponerle una educación tan dura como la que nosotros recibimos.
Sin embargo, esto es hacer vivir al niño en un mundo irreal. Si nos doblegamos a sus caprichos y él no tiene que responsabilizarse de su conducta ni considerar los sentimientos o necesidades de los demás, no podrá aprender a ponerse de acuerdo ni a llegar a tratos justos; no sabrá cómo relacionarse y se sentirá incapaz.
Ceder a los reclamos, gritos, llantos o ruegos del niño y cambiar nuestras decisiones para satisfacer sus deseos lo tendrá contento por un rato, pero en el fondo nos perderá el respeto y no se sentirá ni cuidado ni protegido.
El pequeño no sólo admite nuestra autoridad sino que la busca y la provoca. Cuando no encuentra límites, se vuelve cada vez más desafiante: necesita probar hasta dónde le permitimos llegar.
Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura