Autonomía
Alcanzar la autonomía significa ser capaz de pensar, decidir y actuar por uno mismo.
La autonomía consiste en hacernos cargo de nuestra vida, actuar según nuestros valores y convicciones; es lo contrario a dejarnos gobernar por los demás.
Autonomía no significa hacer lo que queramos en el momento en que se nos antoje.
Autonomía también es ser responsables, tomar en cuenta las consecuencias de nuestras acciones, no echar la culpa a otros de lo que nos pasa. Es reconocer nuestras necesidades y nuestros deseos, pero también considerar las necesidades y los puntos de vista de las personas afectadas por nuestra conducta.
La autonomía no puede estar separada del respeto y la consideración a los demás.
El niño pequeño no es capaz de entender que sus actos afectan a otras personas. Todavía no puede controlar sus impulsos, así que necesita ciertos límites que lo hagan sentir seguro. Es indispensable nuestra autoridad para ayudarlo a conseguir el equilibrio entre su libertad y su responsabilidad, y la claridad para escoger entre varias opciones sin exponerse ni hacer daño a otros.
A medida que crezca, irá dándose cuenta de que se siente mejor y sus relaciones son más satisfactorias si, además de cuidarse a sí mismo, toma en cuenta y respeta los derechos de los demás. Este proceso no es fácil para él. Sólo nuestro cariño, paciencia y comprensión le harán sentir que vale la pena.