Nirvana budismo

El objetivo final del camino del budismo es lograr liberarse de la existencia fenoménica a la que le es propia el sufrimiento.

Para lograr este objetivo es necesario alcanzar el nirvana, estado de iluminación en el que los fuegos de la codicia, el odio y la ignorancia han sido apagados. Este estado no debe confundirse con el aniquilamiento; el nirvana es un estado de conciencia que va más allá de ninguna definición.

Después de alcanzar el nirvana, el iluminado puede seguir viviendo e ir eliminando cualquier remanente de karma que pueda tener, hasta llegar, en el momento de la muerte, a un último estado de nirvana absoluto (parinirvana).
En teoría cualquier persona puede alcanzar el nirvana, aunque en realidad es un objetivo accesible sólo para los miembros de la comunidad monástica.

Todos aquellos que, por una u otra razón, no son capaces de lograr el objetivo final, tienen que, como siguiente opción, tratar de lograr una mejor reencarnación por medio del perfeccionamiento de su karma. Generalmente aspiran a esta meta inferior los budistas laicos, quienes ven en este objetivo la esperanza de llegar a una vida en la que alcancen la iluminación final, como miembros de la sangha.

La ética que guía y que lleva a alcanzar el nirvana es objetiva y de orientación interior, personal. Estas actitudes son conocidas como Los Palacios de Brahma, y son: la amabilidad y ternura, la compasión, la alegría benévola y la ecuanimidad.