¿Qué hacer entonces?
Cuando sabemos que los berrinches son parte del desarrollo y conocemos algunas herramientas para manejarlos, nos sentiremos más tranquilos y seremos más eficaces.
Éstas son algunas posibilidades:
Dar opciones cuando el niño es pequeño y el berrinche apenas comienza, podemos distraer su atención hacia otra cosa. Es una táctica que funciona algunas veces, pero no muy a menudo.
Comprender si la pataleta ya arrancó, hay que intentar comunicarle a nuestro hijo que comprendemos su enojo: “Entiendo que estás disgustado porque…” o “Lo siento mucho, ya sé que quieres tenerlo, a mí también me gustaría dártelo. Te propongo ahorrar juntos.
Controlar lo más probable es que el niño siga gritando, entonces tenemos que ayudarlo a controlarse: cargarlo con firmeza pero con cariño para mantenerlo quieto y decirle que cuando se calme podremos hablar.
Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura