Dibujo analítico
Se considera a menudo que la visión es una actividad tan instintiva que apenas damos importancia al dibujo basado en la observación directa.
En primer lugar, mirar, no es tan fácil y poca gente dedica suficiente tiempo a la observación intensa e inquisitiva necesaria para cultivar la capacidad de mirar. La apariencia real de las cosas es esencialmente diferente de la que obtenemos con la mirada rápida y precondicionada de reconocimiento que nos sirve para el propósito de la vida cotidiana.
En segundo lugar, nuestro sentido del espacio y de la coherencia estructural deriva de nuestra experiencia del mundo de los objetos físicos; si empobrecemos este sentido por no explorar esta realidad objetiva adecuadamente, es decir, intelectual y sensitivamente, nos encontraremos que el trabajo que producimos se hace estrecho y limitado.
En tercer lugar, el intento de ser escrupulosamente fieles a nuestras sensaciones de espacio, color y estructura no sólo nos ayuda a conocernos a nosotros mismos sino que fortalece nuestra capacidad de razonar independientemente.
Ejercitar el ojo es una necesidad básica para apreciar y valorar las relaciones; el carácter de cada forma se revela por una concienciación de la relación entre su altura y su anchura, de la disposición en el espacio de los puntos críticos de cambio en su contorno.
Además de estas indicaciones, también es importante el dibujo que explora el campo de las formas funcionales. Los artistas de siglos anteriores se dedicaron con frecuencia al estudio del dibujo de anatomía y arquitectura; hoy no sólo
provoca nuestro interés la estructura interna de las formas naturales (incluyendo las imágenes microscópicas y telescópicas) sino también la magnífica lógica funcional de la maquinaria y las formas hechas por el hombre.
Con ello, no sólo se fortalece el sentido estructural, sino que se estimula el poder de invención formal, de diseño. Cézanne, en el siglo XIX, dijo: “El Arte es una construcción paralela a la Naturaleza”; algunos artistas del siglo XX han dicho implícitamente que también puede ser “una construcción paralela a la Ciencia”.
Pero el interés del artista en los fenómenos de la “era de la máquina” no radica en su funcionamiento material sino en la lógica visual de sus relaciones o en su potencia simbólica, en el hecho de que estas experiencias visuales evoquen las imágenes “personales” más profundas de poder e interrelación equivalentes. Se pueden dibujar no sólo secciones cortadas de formas naturales (frutas, vegetales, bulbos, huesos, piedras), sino también partes de bicicletas, motores de combustión, movimientos del reloj, picadoras, etc.
El curso de dibujo analítico de Kandinsky se ocupaba de la extracción de las líneas internas de fuerza del complejo de las formas presentadas; los objetos se consideraban como energías-tensiones, y la composición se reducía a una disposición de líneas que expresaban estas tensiones. El ojo es fácilmente inducido a seguir una dirección lineal y, al seguir la línea, le atribuye la cualidad de movimiento. Energías-tensiones semejantes operan también en la tracción visual de masas y colores y el movimiento se consigue por la desviación del ojo sin concentrarlo en ningún punto determinado. En otras palabras un análisis en términos de las líneas de fuerzas interiores o direcciones axiales.
Además existe el tipo de dibujo analítico representado por los dibujos de Mondrian y sus pinturas de fachadas de iglesias y árboles de 1909 a 1914, donde opera un proceso dual de simplificación.
El primer proceso tiene como objetivo la eliminación de detalles y refuerza el descubrimiento de los movimientos estructurales en el objeto observado, el segundo pretende representar en términos geométricos equivalentes el principio estructural o ley de crecimiento y equilibrio que se forma en la mente mediante la contemplación del objeto.
Otros aspectos seleccionados del objeto (el plano base de las formas en el espacio, un planteamiento de los límites o puntos extremos de las formas, las formas de las luces, planteamiento puramente de dimensiones) o de interés gráfico pueden ser útiles igualmente como principios para el análisis.
Lo verdaderamente importantes es la manera sostenida y consistente en que un principio particular prevalece en cada estudio, en otras palabras, sin perder nunca de vista la finalidad particular a la que sirve el análisis.
Fuente: Apunte Técnicas de Bocetaje de la U de Londres