Ubicación de los objetos en el formato introducción
Nuestros ojos están acostumbrados a definir el espacio pictórico en términos de primer plano, plano medio y plano de fondo o distancia.
Para generalizar, hay una serie de elementos pictóricos que crean el espacio: los detalles en primer plano son más grandes y presentan mayor definición que los que se sitúan en el fondo, del mismo modo, los colores son más claros y más saturados.
El fenómeno visual llamado “perspectiva atmosférica” es una función del color: los efectos de color en los planos distantes aparecen más desdibujados y adquieren una tonalidad azulada en comparación con la mayor intensidad y variedad de matices de los planos próximos.
Las líneas horizontales que se alejan del espectador tienden a converger en la línea del horizonte – uno de los principios básicos de la perspectiva. En un paisaje, estas líneas horizontales en fuga suelen estar representadas por arroyos, ríos, caminos, hileras de árboles, marcas de arado, cercas y setos.
Cuando se dibujen bocetos se tendrá que confiar en la información que transmiten los ojos y se deben buscar en el tema aquellos elementos que le sirvan de referentes espaciales, procurando, eso si, no perder la frescura en la ejecución de la obra.
A pesar de que no siempre sea necesaria la creación de una composición formal circunscrita a los límites del sustrato de bocetos, en ocasiones, el equilibrio de los elementos y las relaciones que se establecen entre una forma y otra constituyen el centro de interés visual del trabajo.
En nuestras composiciones gráficas, hemos de procurar siempre encontrar un equilibrio formal entre todos los elementos que las constituyen, a fin de poder así hallar un adecuado sentido gráfico de nuestro diseño para poder lograr una comunicación eficaz.
Debemos tener muy presente que, por principio, nada debe ser gratuito en un diseño. Tampoco debemos excedernos en la utilización de elementos por el mero hecho de hacer acopio de datos gráficos, que probablemente se volverían en contra de nuestra comunicación entorpeciéndola: producirían un número excesivo de «ruidos» que, en última instancia, sólo servirían para enmascarar y ocultar el mensaje principal de nuestra comunicación.
Nuestro diseño debe constituir un todo en el que cada uno de los elementos gráficos de que nos servimos posea una función específica, sin interferir en importancia y protagonismo a los elementos restantes. Debemos, pues, analizar detenidamente uno a uno los elementos que hayamos decidido seleccionar, cada uno en sus modalidades visuales más básicas.
El diseñador ha de buscar y encontrar las relaciones fundamentales entre los elementos y el espacio gráfico donde han de interactuar. Por ejemplo, algunos elementos de un diseño son más o menos pesados en función de la ubicación que les asignemos dentro de nuestra composición. Los elementos situados a la derecha del área de diseño poseen un mayor peso visual, están adelantados ópticamente y dan idea de proyección y avance en la composición. Mientras que los elementos que situamos en la zona izquierda retrotraen la composición y transmiten una sensación de ligereza visual más acentuada, según nos vayamos acercando al margen izquierdo de nuestra página.
Observemos, por último, cómo varía también la apreciación de los elementos según los ubiquemos en la zona superior o en el área inferior de la página. La zona que posee mayor ligereza visual es la superior: allí el peso de los elementos es mínimo, al verse equilibrado con el espacio en blanco que aparece justo debajo de esta zona. Ocurre absolutamente lo contrario si ubicamos los elementos próximos al pie: de nuestra composición, justo junto al límite inferior. El peso visual es máximo, ya que estamos situando nuestros elementos al borde inferior, y carecemos por debajo de un espacio que nos equilibre su peso visual.
Atenderemos, por tanto, al tamaño y a la ubicación de cada uno de los elementos de nuestro diseño en función de la importancia que les queramos adjudicar en relación con el resto de la composición. Tengamos en cuenta siempre los efectos visuales que se producen dentro del área de diseño, considerando que son, en
última instancia, el resultado de la interacción de un conjunto integrado de elementos aislados.
Fuente: Apunte Técnicas de Bocetaje de la U de Londres