Losas y pretiles
Son muchos los materiales empleados en cubiertas, y la cualidad indispensable será su impermeabilidad absoluta; tal vez el más usado sea el concreto. En la actualidad se han agregado nuevas tecnologías que garantizan excelentes resultados.
En terminos generales las azoteas son planas o inclinadas.
En el caso de las planas, requieren desaguarse por medio de gárgolas o de bajantes (tubos verticales).
El uso de pretiles permite rematar las azoteas para contener el agua de la lluvia, y canalizarla a nuestra conveniencia para eliminarla. Otro empleo del pretil es el arquitectónico, con el que podemos diseñar la fachada a nuestro gusto.
La pendiente mínima para provocar la salida del agua de la azotea es 2 por ciento para dar la pendiente sobre la losa. Se hace con terrado, que no es más que un material granuloso, de preferencia ligero, como el tezontle, tepetate ligero, etc.
La pendiente se calcula multiplicando 0.02 x la longitud que recorrerá el agua para evacuarse. Por ejemplo: 5 m (longitud) x 0.02 = 0.10 cm, que son los que habrá que elevar con relleno o terrado la parte más alta de la superficie para que corra libremente el líquido.
No es conveniente provocar grandes distancias al agua para que baje, porque los rellenos se incrementan y causan cargas adicionales a la estructura.
En zonas excesivamente lluviosas se optará por losas inclinadas con bastante pendiente.
En la unión del elemento vertical (pretil) con el horizontal (losa y relleno) se construirá un chaflán, de 10 cm por lado en el perímetro de la azotea, cuya proporción del mortero es de 1 : 1 : 1.5. El chaflán evitará filtraciones de agua en su unión.
El pretil se rematará con cejas a base de ladrillo, tabique, concreto, etc., y tiene por objetivo proteger de la lluvia la cabeza del muro.
La azotea está expuesta al tránsito de personas, al localizarse ahí la zona de lavado y tendido, los tinacos de agua, tanque estacionario de gas. Los materiales tendrán resistencia al impacto y abrasión, serán de bajo mantenimiento y fácil limpieza.
Se tendrá especial cuidado que no se formen charcos en la azotea, y de que se desagüe rápidamente, aun con lluvias extremas.
Eliminando la basura y limpiando las coladeras continuamente, también sellando las grietas y ranuras visibles, evitarán posibilidades de filtraciones o humedades al interior de la vivienda.
Si la azotea no está prevista o diseñada para el paso de las personas, evite al máximo transitarla, y sí fuese indis-pensable hacerlo coloque tablas o láminas previo a las pisadas.
Las impermeabilizaciones aparentes son dúctiles, fácilmente se pueden hundir, agrietar o estrellar dando lugar a filtraciones futuras, y entre más antigüedad, menos soportarán las pisadas.
En clima extremoso, donde existe la posibilidad de nieve o granizo no especifique losas planas, pues con el peso adi-cional de la nieve al acumularse, se adopta el riesgo latente de la fisuración de las losas o, en extremo, del colapso de la estructura Las soluciones que responden adecuadamente al desalojo de las aguas pluviales en los techos planos son las que incluyen coladeras y tubos verticales (bap).
Otra alternativa es con tubos, canales o gárgolas.
La generalidad de las reglamentaciones en el país prohíben el desalojo de las aguas pluviales directamente a la vía pública, por lo cual habrá que considerar el desagüe de las azoteas respetando la restricción.
Resumiendo, la problemática técnicoconstructiva del desalojo de las aguas pluviales en losas planas depende de:
– La libre dirección y conducción del agua: a través de la pendiente del acabado final con su relleno, pretiles, el libre paso del agua (pasos y conductos).
– Su fácil captación: con coladeras y ductos.
– Su rápida eliminación: con caída controlada en bajantes (tubos verticales), con caída libre de forma horizontal con tubos, canales o gárgolas.
– La elección correcta de los materiales, según sea o no de tránsito.
– Las coladeras de la azotea pueden ser de dos sistemas fundamentales: central o de pretil. Las centrales se ubican indistintamente adosadas en la horizontal de la azotea.
Y las de pretil, como su nombre lo indica, adosadas a la unión de losa y muro.
Las tuberías que conducen el agua se fabrican en varios materiales, y cada uno ofrece características específicas a cada problemática: en fierro fundido, lámina galvanizada, PVC, etcétera.
Los grosores o diámetros del tubo están dados en pulgadas, y el diámetro adecuado depende del volumen de agua a eliminar, y de la superficie de la azotea.
Las bajadas (bajantes) se pueden ahogar en los muros (ocultas), o dejarlas aparentes. Es importante hacer notar que cada caso requiere soluciones constructivas específicas.
Así, la fijación de las bajantes para ahogarlas en muros u otro elemento constructivo, se colarán anillando o rodeándola previamente con alambre del núm. 18. evitarse al máximo pasarlas por elementos estructurales como trabes, dalas, cimentaciones. Si fuese inevitable, prever pasos reforzados.
Aunque la solución de fijación de las bajantes aparentes es sencilla, porque basta fijarlas a distancias determinadas.
No conviene dejar las tuberías de PVC descubiertas, sobre todo en climas extremosos, porque al haber en el día temperaturas elevadas, y por la noche temperaturas bajas, se provocan dilataciones hasta llegar a cristalizarse el material con el tiempo.
Una solución es dejar la bajante por fuera (aparente) y formar un cajillo o caja protectora. (ver figura 16-11).
El diámetro que necesita un tubo de bajada para evacuar las aguas pluviales de 100 m2 de azotea es 3” (7.5 cm), pero lo más comercial es 4” (10 cm).
En superficies mayores de 100 m2 conviene solucionarlas para que se repartan en varias bajantes y no sobrepasen los 100 m2 por tubo.
La justificación técnica es: a mayor superficie de azotea por drenar, serán mayores longitudes, incrementándose los rellenos y tubos de diámetro mayor de 4” (10 cm). No podrían alojarse en los muros aparte de su mayor costo.
Si la bajante se va a ocultar (empotrarse en el muro), debe probarse con sumo cuidado, verificando que no exista fuga alguna previo al colado o al aplanado del muro.
Fuente: Manual de autoconstrucción, manos a la obra de IMCYC