El vermicompostaje

Las lombrices de la familia de los anélidos son uno de los grupos de organismos que participan en la degradación de la materia orgánica de los suelos silvestres.

En Europa tenemos más de cien especies.

La ingesta de materiales residuales como hojarasca y res-tos vegetales tiene como resultado un excremento, que se deposita sobre la superficie del suelo, parecido a un montón de pequeños cilindros de color oscuro y que contiene una concentración siete veces mayor de nitrógeno y fósforo, once veces mayor de potasio, seis veces mayor de magnesio y el doble de calcio que la tierra de alrededor.

La actividad de las lombrices en el bosque es tan im-portante que unos dos kilos de gusanos pueden reciclar cada semana unos 14 kg de restos vegetales.

En una tierra fértil y rica en materia orgánica en descomposición, las lombrices pueden depositar de 9 a 80 toneladas de excrementos por hectárea y año.

De las 6.000 especies de gusanos descritas en el mundo, una de ellas, la llamada lombriz roja de California (Eisenia foetida) es especialmente voraz.

Se trata de una especie hibridada y seleccionada a partir de especies italianas e ibéricas.

Excretan unos gránulos de color oscuro de materia orgánica que se convierten en microhábitats que estimulan la actividad microbiana, que los transforma en un humus muy apreciado.

El vermicompostaje de hecho es la actividad de alimentar lombrices con restos vegetales y recoger los excrementos, de alto poder fertilizante.

Es una actividad limpia que no produce mal olor y que genera un fertilizante que, tanto seco como en forma de líquido, resulta muy útil para abonar las plantas interiores o del jardín.

Criar lombrices de California en el compostero es un buen complemento para el reciclaje de restos orgánicos en casa y en la oficina.

Por ejemplo, unas mil lombrices adultas pueden engullir hasta 250 g de desechos vegetales.

Los gusanos incrementan su eficacia comiendo la materia orgánica previamente troceada.

Además, no pueden compostar o alimentarse de todos los restos orgánicos, como cualquier ser vivo, tienen sus preferencias.

Por eso es un método complementario del compostaje microbiano común.

Por ejemplo, las heces de animales como el caballo, el perro, etc., contienen sustancias vermicidas.

Para hacer vermicompost no necesitamos ningun aparato especial, es suficiente con una simple caja de madera hecha
con palets viejos en la que cerramos las lombrices. Hay muchos diseños caseros que funcionan perfectamente.

Una empresa australiana, la Reln Plastics, comercializa un vermicompostero para fabricar humus de lombriz en casa con los restos de la cocina.

Se trata de un receptáculo con bandejas para criar lombrices de California y obtener, después de un período de entre 2 y 5 años, entre quince y veinte mil gusanos que podrían reciclar hasta 5 kg de restos de cocina.

Este recipiente hecho de plástico 100 % reciclado, garantiza que las lombrices dispongan de la humedad, el calor y el alimento necesario y que podamos separar el humus de los gusanos.

Por eso, las bandejas estan agujereadas para que las lombrices puedan trepar de un piso a otro a medida que la bandeja queda llena de humus.

El vermicompostero no es un utensilio mecánico para reciclar desechos.

Hay que imaginarlo como si fuese un terrario, pero pensado para que las lombrices crezcan y las podamos alimentar fácilmente con los restos de nuestra cocina.

Para eso, hay que tener cuidado y no sobrealimentarlos, porque los restos orgánicos pueden pudrirse y atraer a la mosca del vinagre.

Un buen régimen alimentario, es decir, con variedad de restos vegetales que mantengan una proporción carbono-nitrógeno (C/N) adecuada, es la clave para mantener la colonia de lombrices sana y vigorosa.

A diferencia de los composteros microbianos, el vermicom-postero es un dispositivo que exigue unos ciertos cuidados.

Las lombrices no comen cualquier residuo vegetal, sino que prefieren algunos alimen-tos.

Este es el caso del poso del café, el polvo de la aspiradora, la piel de la fruta y las hortalizas, las bolsitas y restos de té, las cás-caras de huevo trituradas, etc.

Sin embargo las pieles de frutas ácidas no las toleran de-masiado bien, como tampoco los tomates. Triturar todos los restos que les damos facilita la ingesta de las lombrices.

También hay que recordar que prefieren cantidades de comida pequeñas y continuadas en vez de abundantes.

El rango de temperaturas óptimo para su desarrollo es de entre 18 y 25 ºC, pero toleran entre 10 ºC y 30 ºC.

Si colocamos el vermicompostero en el exterior, debe estar resguardado de la lluvia y del sol directo.

Por eso, el vermicompostero es un aparato ideal para tenerlo en un espacio cerrado.

Está diseñado para que sea fácil de cuidar y no se escape ningún gusano, y para poder retirar el humus con comodidad y libre de lombrices.

Hay que advertir que en el caso de humus de lombriz, al ser un proceso en el que no aumenta la temperatura, las semillas no se destruyen porque soportan los jugos gástricos de los gusanos.

Para evitar problemas de malas hierbas pues, podemos evitar depositar restos vegetales que contengan semillas.

El vermicompostaje es una actividad muy interesante en el mundo educativo porque se puede realizar en la misma aula y propiciar actitudes favorables para la recogida selectiva de la materia orgánica, valorar el interés del compostaje y sensibilizar a los alumnos sobre la importancia de los seres vivos en los ecosistemas naturales.

Aquí, donde por razones culturales hay una aversión mayoritaria hacia los gusanos, el vemicompostero puede contribuir a incrementar el respeto por unos seres vivos con una labor de mérito en la naturaleza.

Vermicompostero

Fuente: Manual de compostaje de la Fundación Terra.