El compostaje en casa
En un piso, sería adecuado disponer de un aparato eléctrico que permitiera triturar los restos orgánicos de la cocina y mezclarlos con un poco de serrín y poso del café para equilibrar el contenido carbono-nitrógeno. El aparato debería disponer de controles de temperatura y ventilación, recogida de líquidos y un biofiltro para garantizar la ausencia de olores y un compostaje correcto.
La Fundación Tierra trabaja para desarrollar uno. En las casas con jardín donde quedan restos de poda y de la siega del césped o malas hierbas, se dan las condiciones ideales para compostarlas junto con los restos orgánicos de la cocina. Para superficies inferiores a los 100 m2 son idóneos cualquiera de los composteros existentes en el mercado, de un volumen no superior a los 400 litros.
Son recipientes plásticos que conservan el calor y tienen ventilación. Asimismo, no hay que olvidar que a estos composteros comerciales les puede faltar ventilación cuando el material se compacta y que puede necesitar voltearse manualmente la masa en descomposición.
Algunos aparatos incorporan un agitador. Un compostero bien gestionado no tiene porque conllevar ningún problema de plagas ni malos olores, sino al contrario. El proceso de compostaje puede durar de 3 a 4 meses y debemos tener presente que durante las tres primeras semanas, mientras se produce la escomposición, el montón requiere una cierta atención para controlar la humedad, la temperatura y la ventilación.
También podemos hacer nosotros mismos un compostero con restos de maderas de palets, ya que en realidad un compostero comercial no es más que un recipiente para aislar térmicamente el material de la temperatura exterior y favorecer la ventilación. En el jardín, conviene colocar el compostero en un lugar sombrío y, si puede ser, resguardado de la lluvia. No importa que se moje un poco, pero es recomendable que no se anegue.
En el fondo del compostero es adecuado colocar material grueso para facilitar el drenaje hacia el suelo. Los composteros comerciales siempre estan en contacto con la tierra.
Los restos de carne, pescado, grasas, etc., pese a ser compostables, suelen ocasionar problemas en los sistemas pasivos caseros si no hay unas condiciones muy óptimas. Si el jardín es grande, o incluso tenemos un huerto, podemos optar por el sistema del montón, un cercado con valla metálica, o bien por tener diversos composteros.
Siempre es mejor tener dos composteros de 300 o 400 litros que uno de 800, ya que los problemas de aireación aparecen más fácilmente como más amplios y altos sean.
En los composteros comerciales, que normalmente son modulares y fáciles de montar y desmontar, no hemos de tener reparos en abrirlos y voltear la mezcla con una horca si observamos síntomas de falta de aireación.
Para un buen compost en el jardín también se aconseja una trituradora (entre los útiles de jardinería del mercado, hay muchos modelos adecuados para triturar los restos de poda) y una criba para homogeneizar el compost cuando se retire del compostero, fresco o semimaduro.
Recordemos que el compostaje nunca genera mal olor si lo hacemos bien, y que los restos cuya transformación no podemos dar por acabada se pueden utilizar en la siguiente tanda.
El compost se considera semimaduro si tiene menos de 6 meses y puede ser maduro entre los 6 y los 8 meses. La maduración final se puede hacer en un montón al aire libre. Una buena manera de saber si el compost está maduro es sembrar semillas de rábano o lechuga, que germinan en pocos días. Si germinan todas, está listo.
Fuente: Manual de compostaje de la Fundación Terra.