El Argar

El Argar, cultura de la edad del bronce del sureste de la península Ibérica, cuyo yacimiento epónimo se localiza en el municipio almeriense de Antas. Se extendió por las actuales provincias de Murcia y Almería y, en su apogeo, por parte de las de Granada, Alicante y Jaén.

Desenvuelta en un medio semidesértico, sus asentamientos se ubicaban generalmente sobre cerros de carácter defensivo (El Argar, El Oficio, Fuente Álamo), con o sin murallas, y albergaban viviendas de piedra y tapial de tendencia rectangular, que se levantaban sobre terrazas artificiales. Los enterramientos, por lo común individuales, se situaban bajo los pisos de las casas, en fosas, covachas, cistas de piedra o urnas de cerámica, pudiendo deducirse de la variedad cuantitativa y cualitativa de sus ajuares una marcada diferenciación social con, al parecer, carácter hereditario.

La economía, basada prioritariamente en una agricultura mixta de cereales y leguminosas, una ganadería de ovicápridos y la recolección silvestre, se complementó con una cada vez más importante metalurgia, que acabó por obligar a cierta expansión exterior en busca de recursos minerales.

Aunque los inicios de El Argar tienden a situarse hacia el 1900 a.C., su apogeo transcurrió entre el 1700 y el 1300 a. C., distinguiéndose tradicionalmente en su homogéneo desarrollo dos fases en función de los tipos de tumba y de los ajuares más utilizados: Argar A (1700-1500 a.C.), con inhumaciones en cista o en fosa, puñales triangulares con remaches en arco, adornos de oro y vasos de carena media, y Argar B (1500-1300 a.C.), con enterramientos en pithoi o urnas, espadas, puñales de hoja estrecha, alabardas tipo Montejícar, adornos de plata, copas y cuencos parabólicos.

El final del que ha dado en llamarse ‘Estado argárico’ aconteció, hacia el 1300 a.C., con una profunda crisis política, económica y social de causas aún desconocidas, dando paso al bronce tardío o Argar C (1300-1100 a.C.).