Los Millares
Los Millares, cultura de la edad del cobre del sureste de la península Ibérica (c. 2500-1900 a.C.) que toma su nombre de un célebre, y en muchos sentidos excepcional, yacimiento de Almería descubierto a fines del siglo XIX por el ingeniero belga Louis Siret. Emplazado sobre un espolón que domina la confluencia de la rambla de Huéchar y el río Andarax, el llano de Los Millares acoge los restos de un poblado fortificado y los de su necrópolis megalítica, integrada por casi un centenar de sepulcros. Controlan los pasos serranos de su entorno, especialmente al sur y al este, una docena larga de fortines o torres aisladas cuya coetaneidad con el poblado parece segura.
Todos estos elementos, pero particularmente el notable porte del asentamiento principal, cuyo caserío llegó a desbordar las 4 ha de extensión, y su condición de plaza defendida por al menos tres líneas de muralla abastionadas, ponen de manifiesto que este grupo cultural tenía un modo de vida sedentario, con una economía doméstica plenamente afirmada y acaso matizada por cierto grado de especialización frente al aprovisionamiento de algunas materias primas (sílex y minerales de cobre).
El carácter colectivo de los sepulcros y su presumible correspondencia con linajes equiparables en el seno de la comunidad no ha impedido advertir ciertos signos de desigualdad, como los desniveles de riqueza entre los ajuares o la diversa envergadura constructiva de las propias tumbas, que suelen dotarse de amplias cámaras circulares, pasillos de acceso y cubiertas cupulares.
Aparte de algún enclave aislado en las regiones de Murcia y Alicante, la inmensa mayoría de las estaciones asimilables al horizonte de Los Millares, tradicional y erróneamente atribuido a colonizaciones del Mediterráneo oriental, se distribuyen por la provincia de Almería (Almizaraque) y el sector nororiental de la de Granada (El Malagón). Un poco paradójicamente, pues, la brillantez de esta civilización tuvo lugar en lo que hoy pasa por ser la región más árida de Europa.