Características de un taller
Cuando se habla de características de los talleres se hace referencia a las particularidades propias que permiten diferenciar un taller de otro tipo de metodología participativa.
Pueden encontrarse diferentes autores (Quezada, et al., 2011) que hablan de estas características:
Un taller puede ser:
- Trabajo activo, donde es fundamental que cada uno de los que participan en el mismo aporten sus experiencias, argumentos, y adquieran un compromiso dentro del mismo.
- Trabajo creativo, es decir, que dentro del mismo se (re)generan nuevas formas de ver y solucionar las problemáticas a resolver a partir de las experiencias sumadas, de los conceptos, de la reflexión y la discusión grupal;
- Una experiencia de trabajo colectivo, y es que el intercambio constante (hablar, escuchar, dar, recibir, argumentar, contra-argumentar, defender posiciones) entre los miembros del taller permite la búsqueda de consensos;
- Son una experiencia de trabajo vivencial, pues las principales fuentes de las que se nutre son las propias experiencias, que en el trabajo colectivo tendrán como objetivo influir en la vida de los participantes.
Un taller involucra un trabajo sistemático, ya que, para poder realizar un taller, es necesario tener claros los diversos puntos de vista, los objetivos y compromisos del taller, así como la información otorgada en el mismo y la autodisciplina dentro del grupo para cumplir las reglas.
El fracaso de muchos talleres se da en la falta de sistematización, en las plenarias indisciplinadas o faltas de orden y en el incumplimiento de los compromisos finales, tanto como en el mal manejo del tiempo.
Y hablando del tiempo y el espacio, los talleres también son una experiencia de trabajo puntual, en el que no deben de sustituirse los procesos de reflexión, sistematización y planificación, por el desarrollo del trabajo diario (Quezada, et al., 2006).
Fuente: Diseño y facilitación de talleres, Fundamentos teóricos para el diseño de talleres, Universidad Abierta y a Distancia de México