Principios que concurren en la moralidad de los actos humanos
El razonamiento moral culmina con la formulación de principios éticos.
El juicio moral es el acto mental que afirma o niega el valor moral frente a una situación o comportamiento. Por medio del juicio moral se pretende la búsqueda de la verdad.
El juicio moral se pronuncia sobre la presencia (o ausencia) de un valor ético, en una situación o comportamiento concreto.
Principios
Los principios morales se entienden como direcciones del valor. Por ejemplo «ama a tu prójimo como a ti mismo», es decir, lo que quieras para ti, hazlo a los demás.
Los principios éticos orientan y dirigen al sujeto. Se visualizan, en una realidad concreta sus consecuencias, identificando la presencia de un valor.
Necesidad de Normas
La norma establece el contenido del comportamiento (mientras que el principio dirige las actitudes). Las normas morales son necesarias para discernir lo que esta bien y lo que esta mal. Desde el punto de vista moral, se entiende por norma la obligación del valor moral.
Toda persona necesita conocer los límites precisos de respetar. Para ello utiliza mediaciones (valores morales) que se apliquen al comportamiento concreto.
En la aplicación de la norma existen dos posturas:
La deontológica, que postula a la validez de la norma independientemente de las consecuencias. Deja lugar para las excepciones o recurre a principios interpretativos que asumen la importancia de las circunstancias concretas para resolver problemas éticos conflictivos (ejemplo de excepción: matar en legítima defensa, la guerra justa, la pena de muerte).
La ética cristiana, que privilegia la atención al objeto moral y que defendiendo la postura deontológica, no rechaza considerar la teleología interior del obrar en cuanto orientado a promover el verdadero bien de las personas, sino que reconoce que éste sólo se pretende realmente cuando se respetan los elementos escenciales de la naturaleza humana.
La Teleológica, que se atiene a las consecuencias previsibles. Cae en el
«consecuencialismo» si desconoce el discurso objetivo de la norma porque reduce a la ética a una apreciación subjetiva a partir de las solas circunstancias, negando la posibilidad de elaborar un discurso capaz de orientar al sujeto en las distintas situaciones.
También se hace la distinción entre la actitud moralmente buena o mala de la persona, y que depende la voluntad o falta de voluntad de tender hacia el bien; y del comportamiento moralmente recto o erróneo, que depende del juicio en virtud, del cual una acción debería o no cumplirse.