Equipamiento para rescates en altura
– Escaleras extensibles: Sirven para el ataque a los incendios y para efectuar salvamentos en altura.
Están formadas por una escalera de dos o más tramos que se pueden desplazar sobre el primero para alcanzar una mayor longitud y que va provista de sistemas de bloqueo adecuados para que la escalera desplegada no pueda caer.
Hay modelos diferentes según la altura máxima que son capaces de alcanzar. Las mayores suelen ser remolcables.
– Escaleras de garfios: Son escaleras estrechas y ligeras, provistas de ganchos en uno de sus extremos, que se emplean, generalmente, para subir de un piso a otro por el exterior de los edificios sujetándola a la barandilla de un balcón, al umbral de una ventana.
Se utiliza cuando las escaleras del edificio son absolutamente impracticables y no se tiene a mano otro tipo de escalera o las condiciones del lugar sólo permiten el empleo de las escaleras de este tipo.
Debe tenerse en cuenta que no soportan más que el peso de una persona y que no deben ser empleadas si no es suspendidas por sus garfios.
En determinadas situaciones puede ser necesario el empleo de escalas de cuerda.
– Cuerdas estáticas: Son las que utilizaremos normalmente.
Deben reunir, entre otras, las siguientes características:
– Baja elasticidad
– Alta resistencia a la tracción, tanto seca como mojada
– Mínimo desgaste al roce
– Poca absorción de agua y rápido secado
– Envejecimiento prácticamente nulo
– Inmunidad a la putrefacción
Todo el trabajo de la cuerda lo realiza su entramado interior, llamado “alma”, que va protegido por una funda exterior llamada “camisa”.
A pesar de su baja elasticidad, sufren un pequeño alargamiento cuando se les somete a una tensión (un
2,5% con un peso de 80 Kgs, es decir, unos 40 cms en 16 m de longitud).
Debe tenerse en cuenta que los nudos debilitan inevitablemente las resistencias de las cuerdas pudiendo perder éstas entre un 30 a un 60% de su resistencia, según de qué nudo se trate.
Sin embargo, no existe mejor medio para unir o fijar las cuerdas. Las cuerdas deben ser protegidas y cuidadas con el más escrupuloso esmero teniendo siempre en cuenta:
– Las cuerdas pierden mucha resistencia cuando se deslizan sobre bordes afilados. Se debe solucionar puliendo un poco el filo o cubriéndolo con algo.
– Evitar en lo posible paros prolongados en un mismo punto de la cuerda.
– Desplazar los nudos de lugar cada cierto tiempo para evitar que trabajen siempre sobre el mismo punto de la cuerda.
– Cualquier cuerda que presente un evidente deterioro deberá ser desechada como elemento de seguridad y destinada a otros usos.
– Cuerdas dinámicas: Son cuerdas que sufren una dilatación a una tracción, como puede ser una caída. Esto hace que, en caso de caída brusca, la cuerda funcione como un amortiguador. Se utilizan principalmente en escalada libre.
– Cables: Llevan en uno o en los dos extremos, unas anillas o eslingas que permiten remolcar vehículos o elevar cargas.
– Arnés o Budriel: Tiene una estructura de cintas que se sujeta alrededor del cuerpo del Bombero y a él se ata la cuerda. Debe quedar fijado perfectamente al cuerpo para que las todas cintas ejerzan la misma presión y sea lo más cómodo posible.
Para hacer la sujeción lo más arriba del tórax posible, a falta de otros modelos ya dispuestos para ello, utilizaremos una cinta express que nos servirá de cinta de pecho para darnos mayor seguridad y a la que sujetaremos el bloqueador de pecho, pudiendo así tensarlo y destensarlo con mayor comodidad.
– Uve y Baga: La Uve es un cordino preparado para asegurarse. Se sujeta en el budriel, en su parte central, con un nudo de doble ocho, dejando dos ojos en los extremos (de diferente longitud) donde se instalarán los mosquetones.
Es importante que los miembros de una misma cordada lleven las Uves de la misma longitud, para evitar que, en los fraccionamientos, alguno pueda tener dificultades para pasarlos.
Es conveniente que cada miembro de una cordada lleve consigo un cordino de 9mm, con una longitud de 4 o 4,5m. Esta baga, en prácticas normales, no es necesariamente imprescindible, pero sí en ocasiones en las que no sabemos qué podremos encontrar (rescates, apertura de vías difíciles, pasamanos, montajes de cuerda, aseguraciones)
–Mosquetones: Están construidos de metal ligero, en forma de trapecio, de poco peso bruto y alta resistencia a la rotura. Utilizamos dos tipos: de aluminio (con una resistencia de 1.800 a 2.000 Kgs) y de acero (resistencia hasta 4.000 Kgs).
Aunque, normalmente, sean de forma trapezoidal, hay mosquetones con distintas formas y cierres, como los triangulares, que usamos para sujetar todos los aparatos al budriel. Su cierre lo efectúa una tuerca entre dos guías de rosca.
Todos los mosquetones llevan seguro. Unos lo efectúan por medio de un muelle y otros, más utilizados sobre todo en fraccionamientos, llevan este muelle más una tuerca que fija el mosquetón.
– Ocho: Está fabricado en duraluminio, para evitar un peso excesivo (138 grs). Su resistencia a la tracción es de 4.000 Kgs y es igualmente eficaz usando cuerdas mojadas o embarradas.
La utilidad del distinto diámetro de sus ojos viene determinada por el empleo de una o dos cuerdas. Depende de qué ojo usemos la rapidez en el descenso, que será mayor pasando la cuerda por el de mayor diámetro y será menor en caso contrario. De igual manera ocurrirá cuando lo utilicemos para asegurar.
–Bloqueadores (Croll de pecho. Puño): Son aparatos con los que podemos bloquear una cuerda o bloquearnos nosotros a la cuerda al estar provistos de un mecanismo que deja correr la cuerda en un sentido y la bloquea en sentido contrario.
– Descensor de polea Stop: Es un aparato que se sujeta a la parte central del budriel y está compuesto por dos poleas fijas donde introducimos la cuerda para frenarnos aprovechando el rozamiento.
– Equipos de rescate para pozos, montañas, etc.: Entre este tipo de material podemos citar
– Aparejos y tornos de rescate.
– Cacolets (sillas dorsales de rescate).
– Camillas especiales.
Y todo el material propio de escalada: Cuerdas, mosquetones, clavijas.
– Descensores automáticos: Son aparatos destinados a facilitar el descenso de personas rescatadas desde lugares altos.
Funcionan sujetando el aparato a un punto sólido y colocando el cinturón, que va al extremo del cable, bajo los axilas de la víctima.
Al dejar caer a la víctima, esta llegará hasta el suelo a una velocidad constante de 1 m/seg. Admiten una carga máxima en torno a los 160 Kgs. y la longitud del cable puede llegar hasta los 100 metros.
– Equipo de salvamentos para caídas en altura: Para casos extremos, ante el inminente salto de personas al vacío, existen las clásicas lonas que se ven en las películas antiguas y los más modernos colchones de inflado automático.
Ninguno de estos elementos suele tener más utilidad que la psicológica en muy contados casos.
– Equipos de infrarrojos: Para localizar personas y focos de calor aún en completa oscuridad, siempre que no exista ningún obstáculo interpuesto. Son poco útiles para búsqueda entre escombros.
– Perros de rescate: Localizan la situación de las víctimas enterradas señalando si están vivas o muertas. Requieren un intenso entrenamiento previo.
Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete