Desescombro selectivo para acceso a los atrapados
Aunque las operaciones de desescombro deben hacerse con rapidez, es imprescindible guardar todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad de los atrapados y de los equipos de rescate.
Los elementos derrumbados, aunque aparenten estabilidad, pueden estar gravemente dañados y provocar nuevos derrumbamientos durante el rescate.
Para evitar este riesgo, hay que apear o apuntalar las zonas que lo requieran.
En todo derrumbamiento es necesario preparar, desde el principio, los elementos que permitirán hacer esa operación en cualquier momento.
Si el edificio tiene sótanos, puede ser conveniente desescombrar rápidamente sus accesos y sus salidas.
La retirada de escombros se efectuará por capas y siempre de arriba hacia abajo. La forma más adecuada dependerá de las condiciones del espacio disponible.
En general, se formará una cadena humana en la que los primeros recogerán los escombros a mano o con palas y los depositarán en espuertas que se irán pasando hasta el exterior del derrumbamiento.
Allí, otros equipos se encargarán de retirarlos a un vertedero adecuado.
Siempre que sea posible, se utilizarán cintas transportadoras para acelerar la retirada de los escombros fuera del espacio de trabajo.
Se evitará todo movimiento o vibración que pueda provocar un deslizamiento de la masa de escombros sobre las personas enterradas.
Para ello, hay que evitar un exceso de personas moviéndose por encima del derrumbe y analizar cuidadosamente la conveniencia de utilizar o de prohibir el empleo de maquinaria o de herramientas mecánicas.
Antes de mover, empujar, levantar o estirar de un elemento derrumbado, hay que asegurarse de que no está sirviendo de apoyo a otros elementos y de que no se provocarán desplazamientos ni desplomes.
A veces, será necesario apuntalar o recalzar unos elementos para poder retirar otros.
No se utilizarán equipos que puedan producir calor o chispas (como los de oxicorte y electrocorte) si se considera que pueden dañar a las personas atrapadas o provocar incendios debido a la existencia de fugas o derrames combustibles.
Los elementos planos que hayan quedado inclinados no deben ser empujados ni arrastrados.
Se levantarán utilizando en vertical a fin de separarlos del resto de escombros y poder acceder a las personas que puedan encontrarse debajo.
Si no es posible su elevación se intentará el acceso lateral y, si esto tampoco fuera posible, se practicará una abertura en su superficie.
No se retirarán bruscamente los objetos aprisionados entre los escombros, porque pueden formarse huecos que provocarán el desplazamiento o el desplome parcial de las capas superiores.
Siempre que sea necesario, se apuntalarán o recalzarán los elementos próximos antes de retirar, con mucha precaución, el objeto aprisionado.
Muchas veces será necesario utilizar escaleras de mano o tablones para acceder al lugar de trabajo formando pasarelas que permitan moverse con seguridad por encima de los escombros.
A veces puede ser necesario practicar huecos entre los escombros o en las paredes medianeras desde edificios colindantes ya sea para acceder más rápidamente a los atrapados o para introducir aire o alimentos hasta ellos.
Conviene hacer un pequeño taladro de prueba, antes de iniciar la perforación, a fin de asegurar que no hay peligro al otro lado.
A continuación se utilizarán las herramientas más adecuadas para los materiales que haya que perforar y se mantendrá la máxima precaución para evitar que los golpes y las vibraciones provoquen nuevos derrumbamientos.
En algunos casos, será necesario solicitar la presencia de expertos en microvoladuras para efectuar demoliciones o apertura de huecos que no sea posible hacer con la rapidez suficiente por otros medios.
Cuando se llegue cerca de una persona atrapada, el escombro será retirado a mano, con mucho cuidado, para no causarle nuevas lesiones.
Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete