Situaciones con riesgo de hundimiento

Aunque el riesgo de hundimiento de los edificios afecta a toda la población, para los Bomberos se trata, además, de un riesgo diario y añadido a los propios peligros que ya tienen las intervenciones en las que, de alguna manera, hay edificaciones implicadas.

Terremotos. Los terremotos o movimientos sísmicos implican vibraciones en el terreno que se producen simultáneamente en sentido vertical y en sentido horizontal en un movimiento ondulatorio semejante a las olas producidas cuando se tira una piedra en un estanque.

Así, el edificio se mueve pasando de estar en la cresta de la ola a, progresivamente, quedar en su seno.

El avance de esa ola hace que los cimientos se vean sometidos a esfuerzos alternos de aproximación y separación entre sí.

Al ser la estructura rígida, esos movimientos suponen la ruptura de los elementos estructurales en los puntos más débiles.

Explosiones e impactos. Una explosión, sea por gas combustible, por explosivos o por cualquier otra causa, provoca la aparición de cargas dinámicas que las estructuras sólo pueden soportar hasta cierto límite.

Lo mismo ocurre en el caso de impactos o choques violentos, como el de un vehículo a gran velocidad. Al intervenir en estos casos, es necesario extremar las precauciones e inspeccionar cuidadosamente los edificios afectados.

Si el hundimiento no se ha producido de inmediato, puede ocurrir que haya daños graves, no aparentes a simple vista, pero con suficiente importancia como para provocar la ruina después del suceso.

Incluso, las vibraciones o percusiones provocadas por el funcionamiento de maquinaria dentro o cerca del edificio, o por demoliciones en edificios contiguos, pueden provocar daños graves en los elementos estructurales por disgregación del material en puntos esenciales.

Este riesgo es mucho mayor si el edificio está cimentado sobre un terreno formado por arenas poco densas.

Incendios.
El incendio, por efecto del calor, provocará dilataciones en los elementos constructivos que podrían dañar sus apoyos y crear fuerzas de empuje sobre elementos adyacentes.

Como ese calor no es uniforme, las dilataciones serán de diferente magnitud en cada parte de la estructura. Además, y según los combustibles que ardan, pueden aparecer sustancias agresivas (sulfatos, cloruros) que atacan a la estructura.

Los daños producidos por un incendio, afectan de manera desigual a las estructuras según el material empleado.

Para los servicios de emergencia el máximo peligro se plantea cuando la estructura es metálica ya que es cuando con mayor rapidez se puede producir el derrumbe de la misma.

Por eso se dice que el Bombero puede entrar, después de un incendio, en una casa con estructura de madera o de hormigón, pero que no deberá hacerlo si la estructura es metálica.

Inundaciones.

Los cambios en el contenido de humedad o en el nivel freático del suelo pueden modificar las características físicas del suelo o provocar socavaciones o arrastres que afecten a la cimentación llegando, incluso, a provocar el colapso súbito de un edificio.

Algunos terrenos pueden perder su resistencia debido a la presencia de agua. Los arenosos (que, secos, soportan alrededor de 8 Kgs/cm2) son permeables al agua y pueden perder su estabilidad al ser arrastrada la arena.

Las arcillas secas (que soportan unos 3 Kgs/cm2) se vuelven pastosas en contacto con el agua y pierden su resistencia. Los terrenos rocosos no pierden resistencia por el agua.

Vientos fuertes. Un viento fuerte puede provocar el fallo en alguno de los elementos de la estructura de un edificio debido a que les somete a un esfuerzo lateral, aproximadamente horizontal, que no se ha previsto al dimensionarlos.

En nuestra zona, es frecuente que tengamos que intervenir en el hundimiento de naves industriales, sobre todo, cuando hay temporales de viento que superan los 90 Km/hora.

Grandes nevadas.
Una nevada grande supone una sobrecarga en la cubierta que puede superar los límites calculados y sobrepasar la capacidad resistente de sus elementos estructurales.

Accidentes de mercancías peligrosas. La reacción de los materiales de construcción con determinados productos químicos contenidos en el agua o aplicados por el hombre (directamente o por contaminación ambiental) pueden provocar daños irreversibles en las estructuras si su reacción con los materiales constructivos causa cambios importantes en su composición o cuando los descompone.

Un accidente de mercancías peligrosas que implique fugas tóxicas o corrosivas cerca de un edificio puede afectar a las estructuras y dañarlas gravemente.

Excavaciones próximas. La cimentación también puede verse afectada por corrimientos de tierras debido a causas naturales o debido a excavaciones próximas.

Agresiones biológicas. Los insectos xilófagos (carcoma, termitas, polillas,…) atacan la madera provocando su destrucción.

Las aves que nidifican en los edificios pueden provocar un ataque químico de los productos resultantes de sus deposiciones.

Los roedores corroen algunos elementos constructivos. La acción de organismos vegetales pueden llevar a la ruina de los edificios, casi siempre como resultado de humedades previas: Raíces que dañan las cimentaciones, mohos y hongos que atacan los elementos de madera provocando su pudrición con pérdida de resistencia, ablandamiento y desintegración.

Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete