Vientos muy fuertes
Los efectos destructivos de los vientos fuertes proceden, en general, de la caída de elementos constructivos, árboles, líneas eléctricas, elementos sueltos, llegando en determinados casos a provocar la inestabilidad de edificios cuya estructura ha sido deficientemente calculada o ejecutada.
Un huracán o tifón es una tormenta que se desarrolla en zonas tropicales (huracán en el Caribe y tifón en Asia oriental).
Ocurren, sobre todo, entre los meses de agosto y noviembre provocando vientos que alcanzan más de 150 Km/h y giran en espiral sobre un centro llamado ojo del huracán que se mantiene en calma relativa. Este
“ojo del huracán” suele tener una anchura de 35 a 55 km.
La tormenta puede extenderse más de 700 km alrededor. Los huracanes se inician en el mar y cuando llegan a tierra firme, pueden traer lluvias torrenciales y vientos muy fuertes que llegan a hundir edificios, destrozar líneas eléctricas. Un tifón fue la causa de la muerte de 100.000 personas en Bangladesh en 1991.
Los vientos de un tornado pueden alcanzar una velocidad de 600 km/h y arrancar árboles y estructuras que giran como si fueran proyectiles mortales en cuestión de segundos. Normalmente un tornado no dura más de 20 minutos pero puede atravesar 200 km.
El refugio más seguro es el sótano de un edificio fuerte o, si no hay sótano, un cuarto pequeño sin ventanas (como un aseo o un armario ropero) en el piso más bajo del edificio.
Las situaciones de desastre provocadas por estos ciclones tropicales no afectan a nuestro país. No obstante, periódicamente, sufrimos situaciones de vientos a velocidad cercana a los 100 km/h, casi siempre vinculadas a ciclones, que consisten en la rotación del aire a grandes velocidades en torno a un centro de baja presión.
Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete