Física y química
Constitución de la materia
Se puede definir la materia como todo aquello que tiene una masa y ocupa un espacio.
De esta definición de desprenden ya dos propiedades intrínsecas de la materia, la masa y el volumen, que dan lugar a otra característica, la densidad. A principios de este siglo, se conocían ya los Rayos X y la radiactividad.
El hecho de que estas radiaciones atravesaran fácilmente la materia demostraba las teorías de los griegos antiguos de que la materia no era continua, sino que presentaba intersticios entre pequeñas partículas de masa real.
Investigando sobre estos nuevos conocimientos, Rutheford, Bohr, Sommerfield y otros completaron diversas teorías precedentes (Dalton, Faraday,) para demostrar que la materia está formada por átomos y que estos están constituidos por un núcleo central que posee carga eléctrica positiva y por unas partículas que se mueven alrededor del núcleo, los electrones, que neutralizan la carga de éste.
El núcleo, a su vez, está formado por dos tipos de partículas, los protones (con carga positiva) y los neutrones (que mantienen la unión de los protones en el núcleo).
Todas estas partículas son las que constituyen la masa del átomo, de modo que éste será tanto más pesado, cuanto mayor número de protones y neutrones posee su núcleo.
Los electrones giran alrededor del núcleo ocupando sucesivas órbitas cada vez más alejadas del centro, lo que les da un distinto nivel de energía.
Por otra parte, los átomos se combinan entre sí para formar las moléculas, que suponen la partícula de materia más pequeña en la que se pueden reconocer las propiedades típicas de la materia en cuestión.
Simplificando, diremos que entre estas moléculas existen dos fuerzas de tipo contrario, las fuerzas de cohesión que las mantienen unidas entre sí y las fuerzas de repulsión que tratan de separarlas.
Depende de la magnitud de estas fuerzas que la materia se presente en tres formas o estados diferentes.
Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete