Reacción al fuego, clase M
Además de la estabilidad al fuego (EF) que se les exige a los elementos estructurales, o la resistencia al fuego (RF) o grado para llamas (PF) que se les exige a los elementos constructivos de cerramiento, la normativa exige una clase (M) de reacción al fuego a los materiales que componen los acabados y revestimientos superficiales de suelos, paredes y techos de los edificios.
Una explicación simple de la diferencia de este concepto con los anteriores, sería que la reacción al fuego (clase M) nos indica la facilidad de un material constructivo para llegar a la ignición.
Mientras que los valores de estabilidad y resistencia al fuego, así como de parallamas, nos indican el tiempo que un elemento constructivo soportará su función de soporte o de cerramiento cuando esté sometido al calor de un incendio.
La reacción al fuego se clasifica según un valor de clase M que se atribuye a cada material en función de los ensayos realizados en un laboratorio del fuego.
Los valores que nos encontraremos serán de clase M0 (incombustible), M1 (no inflamable), M2 (difícilmente inflamable), M3 (medianamente inflamable), M4 (fácilmente inflamable) y M5 (muy fácilmente inflamables).
Para que un material constructivo pase de tener una clase M determinada a otra que suponga una mayor dificultad para entrar en ignición, se utilizan distintos procedimientos de ignifugación que, en general, deben ser realizados por empresas especializadas emitiendo el oportuno certificado.
Si los materiales de revestimiento o acabado superficial son pétreos, cerámicos y metálicos, vidrios, morteros, hormigones o yesos, se considerarán de clase M0, sin más justificación.
Si los materiales no pertenecen a alguno de los tipos antes citados y son de madera, textiles, moquetas, plásticos, etc., deberá comprobarse si llevan grabada la Marca de Conformidad a normas UNE o el Sello de Conformidad con las especificaciones técnicas de la NBE-CPI/96.
Si no es así, el titular del establecimiento debe exigir del proveedor de esos materiales un certificado expedido por un Laboratorio oficialmente autorizado que justifique la clase M en base a los ensayos realizados.
Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete