Fracturas del cráneo
Son particularmente importantes ya que pueden lesionar el Sistema Nervioso Central (SNC). Además, si tenemos en cuenta que el pelo dificulta la exploración visual de la zona, pueden pasar desapercibidas, especialmente en pacientes que hayan perdido el conocimiento.
Distinguimos 2 grandes grupos:
– Fracturas de la bóveda craneal. Varían desde las simples fisuras óseas visibles por rayos X hasta las fracturas con hundimiento, en las cuales, el fragmento roto resulta proyectado hacia el interior de la cavidad craneal.
Pueden ser cerradas o abiertas, si se acompañan de herida en la piel. En cualquier caso, en general, su diagnóstico se establecerá mediante exploración radiológica, por lo que el socorrista se limitará a sospechar su existencia, inmovilizando a la víctima en la posición en la que se encuentre más cómoda, vigilando sus constantes vitales, en particular el nivel de consciencia, y colocando un plano acolchado bajo la cabeza del paciente.
Conviene saber que toda persona que haya perdido el conocimiento transitoriamente, después de haber sufrido un traumatismo craneal, debe ser llevada a un Centro Médico para ser reconocida, por muy insignificante que haya sido el tiempo de inconsciencia.
– Fracturas de la base del cráneo. Son frecuentes en los accidentes de tráfico. En este caso. la fractura reside en la base craneal.
Suelen presentarse con hemorragia nasal (epistaxis) y/o moqueo continuo, además de hematomas en los ojos, también puede aparecer otorragia (hemorragia por el oído) o salida de líquido cefalorraquídeo y hematoma alrededor de la oreja.
Generalmente el individuo tiene afectado el nivel de consciencia. La actuación del socorrista se encaminará a colocar a la víctima en posición lateral de seguridad, vigilar el mantenimiento de sus constantes vitales y asegurar su traslado a un centro sanitario en condiciones adecuadas. Es conveniente aplicar un plano acolchado bajo la cabeza de la víctima.
Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete