Las nuevas tendencias en la escenografía
Todo contribuye a la formación de las nuevas tendencias escenográficas para que los problemas dejen de ser de orden exterior.
Las habitaciones se cierran con paredes y plafones, porque el naturalismo exige una realidad ambiente que no se consigue con bastidores y telones de fondo.
El gas sustituye la iluminación a vela y aceite. En 1887, el Teatro Libre de Antoine, en París, buscaba la verdad en el decorado haciendo aparecer una fuente de la que brotaba agua durante la representación.
Las estéticas se suceden como las teorías; así vemos como el simbolismo necesita de una nueva fórmula (1890): “La decoración debe ser una pura ficción ornamental que complete la ilusión por sus analogías de color y de líneas con el drama”.
Pintores como Maurice Denis y Odilón Redon se adhirieron a éste principio y un hombre de teatro como Lugné-Poé dio su talento a las iniciativas del momento en el teatro de l’Oeuvre (1892).
Todo estaba preparado para recoger las grandes ventajas que aportaba la electricidad. La transformación había llegado.
Existía de hecho una luz que podía exaltar el color, proyectar sombras, crear atmósferas no conocidas hasta entonces y dar relieve a lo corpóreo en la escena.
Los rusos han tenido siempre el sentido del teatro. En Rusia fue donde los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev nacieron, revelándonos la escenografía de Shéhérazade, cuya influencia duró más de diez años en la decoración teatral.
Fuente: Apuntes de diseño tridimensional de la U de Londres