Materia interplanetaria
Análogamente a lo que sucede con la materia interestelar, antes se consideraba que el espacio entre los planetas de nuestros sistema solar estaba esencialmente vacío, aparte de los enjambres de partículas meteóricas provenientes de la disgregación de los cometas o de los impactos entre cuerpos sólidos. Las sondas espaciales han demostrado que el espacio interplanetario está lleno de un componente corpuscular, formado por enjambres de partículas elementales, que fluye de manera continua desde la atmósfera solar o Corona y que forma el llamado Viento solar.
La materia interplanetaria se comporta diversamente según su naturaleza: las partículas elementales interactúan con los campos magnéticos de algunos planetas; las partículas sólidas de naturaleza meteórica más pequeñas experimentan la Presión de radiación de la luz solar; las partículas meteóricas más grandes, en cambio, están afectadas por la atracción gravitacional de los planetas moviéndose sobre órbitas keplerianas.
En los comienzos de la era de la astronáutica se temía que la materia interplanetaria pudiera constituir una grave limitación para los viajes espaciales humanos. Sin embargo, se ha podido constatar que, con adecuadas protecciones y evitando algunas zonas del espacio más densas en partículas, el hombre puede afrontar con seguridad incluso estos peligros potenciales.