Condiciones para que surja el rumor

Para que surja un rumor, si asumimos que su origen no esta organizado, se han de dar las condiciones que lo hagan nacer.

Estas condiciones son tres:

1.- la importancia del contenido de la noticia para la persona,
2.- la ambigüedad de ese contenido,
3.- el contenido sea relevante para la contenida de los sujetos (es decir que se pueda hacer algo al respecto).

Sin embargo la teoría ha propuesto que son suficientes las dos primeras condiciones para que se dé el rumor.

Una situación importante es una situación de crisis. Este tipo de situaciones son lo suficientemente importantes como para que las personas quieran saber que pasa.

Esto genera una necesidad de buscar información. Si la información disponible es ambigua (o escasa), la noticia circula con esa ambigüedad. Se da la circunstancia de que cuanto mayor es la necesidad que se tiene de informaciones precisas, más dudosas serán las informaciones que se recibirán.

En ausencia del tiempo necesario para verificarlas, las noticias se propagan, con independencia de su verdad o falsedad, sin saber demasiado bien de dónde ni de quién emanan.

La teoría dice que el rumor es la función de la ambigüedad multiplicada por su importancia. Se trata de una relación multiplicativa, es decir, que si uno de los dos factores se anula, el producto debería ser cero.

Ahora bien la realidad solo corrobora parcialmente la fórmula. Es cierto, efectivamente, que si el acontecimiento no tiene importancia, si no suscita emoción alguna en el público, no habrá rumor. No se lanza un rumor a voluntad (eso es desinformación).

También es verdad que la ambigüedad favorece la aparición y diseminación de rumores, es decir, que el secreto, la ausencia de informaciones oficiales suscitan otros rumores, a su vez incontrolables.

Sin embargo en caso de crisis, no basta con evitar la ambigüedad de la información, no basta con dar informaciones verídicas.

En las crisis rompe los criterios habituales de verosimilitud e inverosimilitud, la gente está ansiosa, se libera la imaginación y reactiva recuerdos traumáticos y fantasmas arcaicos. En todo caso no existen rumores sobre eventos absolutamente conocidos o irrelevantes para la comunidad.

Otra propiedad de los rumores, que no es condición para que surjan, es su carácter predominantemente negativo y pesimista.

Fuente: Apuntes de Seminario de Comunicación Social de la U de Londres