Vecellio Tiziano
Pintor italiano, uno de los más grandes artistas de todos los tiempos. En su obra se reúnen y llegan al máximo despliegue los logros de la escuela veneciana (Bellini, Giorgione).
A través de la gran actividad que mantuvo durante su larga vida, mostró características muy propias: temperamento muy realista, culminando en vitalismo exuberante.
Pintor muy en la línea de la exaltación humana del Renacimiento, fue, además de colorista genial, un retratista extraordinario.
A él se debe la fijación definitiva del claroscuro. Algunas de sus obras son: El concierto, Retrato de Aretino, La asunción de la Virgen, Virgen de Pésaro, Amor sacro y amor profano, etc.
Siguiendo la inscripción que aparece en la parte superior del lienzo –«EX PRAETERITO – PRAESENS PRUDENTER AGIT – NI FUTURU (M). / ACTIONEM DETURPET», «del pasado al presente es preciso actuar con prudencia para no arruinar la acción futura»- Panofsky ha interpretado esta obra como una alegoría del Tiempo gobernado por la Prudencia.
Las tres cabezas humanas -que se interpretan como las tres edades del hombre- se asocian con tres cabezas de animales que se asocian con la memoria, la inteligencia y la providencia: el lobo – que devora la memoria de las cosas como el pasado –, el león – que se agita como el presente – y el perro – que apacigua en la esperanza, el futuro –. Panofsky ha reconocido en las cabezas humanas al anciano Tiziano, a su hijo Orazio y su nieto Marco, surgiendo poco a poco de las tinieblas del pasado (el pintor), recibiendo la luminosa transparencia del presente (Orazio) y resplandeciendo con la luz del futuro (Marco).
Cada una de las figuras está tratada con especial atención, interesándose por captar la personalidad del modelo, entregando de esta manera un testamento espiritual y figurativo a su familia. El estilo se identifica con la década de 1565 y los trabajos que estaba realizando para Felipe II.
La pincelada es fluida y abocetada, creando efectos de atmósfera y contrastando luces y sombras, estilo éste que tendrá su continuidad entre los miembros de la escuela veneciana como Tintoretto y en el Barroco.
Con motivo de la boda entre el canciller ducal Nicolo Aurelio -cuyo blasón aparece en el sarcófago-y Laura Bagarotto en la primavera de 1514 Tiziano realizó este excelente trabajo que se vincula con las alegorías neoplatónicas realizadas en los años iniciales de la década de 1510.
El título por el que conocemos este trabajo se remonta a 1693 y no responde a las múltiples interpretaciones que se han realizado. Tiziano nos presenta a dos mujeres sentadas al borde de una fuente mientras Cupido remueve las aguas que contiene dicha fuente.
La mujer de la derecha aparece vestida con sus mejores galas mientras que la de la izquierda se presenta desnuda. La vestida lleva en sus manos una vasija de oro y un ramillete de rosas mientras que su compañera sostiene en su mano izquierda una lámpara de aceite encendida.
Las figuras se ubican ante un fondo de paisaje, única referencia a la relación estilística con Giorgione. El tema que nos propone Tiziano estaría relacionado con el neoplatonismo, de la misma manera que habían hecho Botticelli y Mantegna en el Quattrocento.
Se trataría de una reflexión sobre la doble naturaleza de Venus, la celeste y la vulgar, no una oposición entre el bien y el mal como se plantea en el título. Debido a que en el Renacimiento la figura femenina desnuda consigue una valoración diferente al Medievo – la Verdad o la Justicia se representan desnudas- la Venus celeste se nos presenta sin ningún velo.
Esta Venus nació sin participación femenina ya que vino al mundo cuando los testículos cortados de Urano cayeron al mar. La Venus terrena nació como fruto de los amores entre Zeus y Hera. Aunque simbolizan diferentes grados de perfección y belleza, las dos son nobles y dignas y entre ellas reina la armonía, razón por la que Cupido remueve el agua de la fuente para homogeneizar los dos amores.
Tiziano no renuncia a representar un tercer tipo de amor, el Amor Ferinus, irracional y que esclaviza a través de las pasiones, simbolizados a través del caballo desbocado y la flagelación que se presentan en el relieve antiguo que decora la fuente.
De esta manera, se pone claramente de manifiesto la vinculación del maestro con el mundo antiguo y con la filosofía de su tiempo. Luces y colores se van adueñando paulatinamente de la composición, convirtiéndose en los verdaderos protagonistas del conjunto.
Tiziano no renuncia a su afición por el detallismo de las telas, siguiendo a Bellini, de la misma manera que emplea tonalidades brillantes como el rojo del manto de la Venus Celeste o las mangas del vestido de la Terrena.
El resultado es un trabajo que pone de manifiesto la elevada calidad del joven artista, quien pretende convertirse en el primer pintor de la Serenísima República de Venecia.
Fuente: Apuntes Historia del Arte del Renacimiento al Siglo XVII