Escuela milanesa y escuela romana
Cuenta con un solo nombre, Leonardo Da Vinci, no fue solo pintor, dejo escritos interesantes sobre ingeniería, química, y otras ciencias; escultor, músico, escritor.
La suavidad de las formas, la delicadeza del color, el esmero en el detalle, el exquisito difuminado, el famoso esfumado Leonardesco, la conjunción de sensualidad, la expresión lejana de sus ojos de gruesos párpados, y la de las manos, elegantes y finas, son notas inconfundibles de su estilo.
Los problemas técnicos torturaron a Leonardo toda su vida. Por eso sus obras son escasas, y algunas a punto de perderse por el deterioro de los materiales de empleo.
Pocas pinturas habrán suscitado más comentarios que la celebre Gioconda, de su corta producción se puede citar Santa Ana, La Virgen de las Rocas y La Ultima Cena pintada para el refectorio del convento de Santa María de las Gracias en Milán.
Escuela Romana
Los más importantes son: Rafael Sanzio y Miguel Ángel.
Rafael, aunque vivió poco, dejo una obra vastísima que significa la síntesis de las mejores cualidades de los pintores precedentes, unificadas y reavivadas por u autentico genio de la fabulación plástica.
De Masaccio aprende Rafael a dar equilibrio a las figuras, de Leonardo la pureza del dibujo y los secretos del difuminado; de Fray Bartolomé la firmeza de la composición. Pero la gracia, la riqueza narrativa, los traía el, para dar realidad a la constante idea del Renacimiento.
Fuente: Apuntes Historia del Arte del Renacimiento al Siglo XVII