Masaccio primer pintor en el renacimiento
El primer gran pintor del renacimiento italiano fue Masaccio creador de un nuevo concepto de naturalismo y expresividad en las figuras, así como de la perspectiva lineal y aérea. A pesar de que tuvo una carrera corta (murió a la edad de 27 años) la obra de Masaccio tuvo una enorme repercusión en el curso del arte posterior.
Los frescos (c. 1427) que representan episodios de la vida de san Pedro pintados para la capilla Brancacci en la iglesia de Santa Maria del Carmine en Florencia, empleo de la luz.
En una de las escenas más famosas, El tributo de la moneda, Masaccio reviste la figura de Cristo y de los apóstoles con un nuevo sentido de dignidad, monumentalidad y refinamiento.
Los frescos de la capilla Brancacci sirvieron de inspiración a pintores posteriores, entre ellos el propio Miguel Ángel.
En el fresco de la Santísima Trinidad (c. 1420 – 1425, Santa Maria Novella, Florencia) Masaccio, aplicando algunos de los descubrimientos de Brunelleschi relativos a la perspectiva lineal, creó por primera vez la ilusión espacial.
La dirección que marcó Masaccio fue seguida por contemporáneos suyos como Paolo Uccello quien imprimió más potencia a la perspectiva lineal.
Entre sus mejores obras destacan las tres versiones que realizó de la Batalla de san Romano, realizadas a fines de 1456 para el palacio Medici en Florencia en las cuales las figuras muestran bruscos escorzos.
Estas obras se hallan en la Galería de los Uffizi (Florencia); National Gallery (Londres) y el Louvre (París).
También pintó un gran fresco (1436, catedral de Florencia) que simula un monumento ecuestre en bronce, un medio con precedentes romanos y que resurgió en las esculturas exentas de Donatello.
Otro maestro del mismo periodo es Fray Angélico, fraile dominico cuyo estilo refinado alterna con formas aún incipientes del nuevo renacimiento resueltas con un delicado tratamiento del color.
Fray Angélico fue especialmente innovador en la representación de paisajes. Su obra incluye una serie de frescos pintados en los años 1430 y 1440 ayudado por sus compañeros dominicos en el convento de San Marco en Florencia.
Florencia fue el epicentro del renacimiento artístico de Italia, aunque otras regiones sirvieron también de escenario de importantes maestros a lo largo de este periodo.
Pisanello natural de Verona, trabajó para varios de los pequeños ducados como el de los Gonzaga en Mantua o el de Este en Ferrara. Poseía un alto refinamiento en su estilo más lírico y más fluido que Masaccio.
Entre sus realizaciones se encuentran la serie de medallas de retratos en bronce, muy cotizadas entre sus mecenas aristocráticos. Jacobo Bellini es considerado unánimemente como el introductor del renacimiento en Venecia, que más tarde se transformó en el centro artístico rival de Florencia.
Aunque nos quedan pocas obras de él, se conservan sus dibujos, considerados únicos por su número y por su complejidad. Jacobo fue el padre de dos maestros del renacimiento, Gentile y Giovanni Bellini, y suegro de otro de ellos, Andrea Mantegna.
Fuente: Apuntes Historia del Arte del Renacimiento al Siglo XVII