Los agujeros negros
Un agujero negro es una región finita del espacio-tiempo provocada por una gran concentración de masa en el interior de dicha región, que provoca un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de dicha región.
La curvatura del espacio-tiempo o gravedad de un agujero negro debida a la gran cantidad de energía del objeto celeste al ser provoca una singularidad encerrada por una superficie cerrada, llamada horizonte de sucesos. Dicho horizonte de sucesos separa la región de agujero negro del resto del universo y es la superficie límite del espacio a partir de la cual ninguna partícula puede salir, incluyendo la luz. Dicha curvatura es estudiada por la relatividad general, la cual predijo la existencia de los agujeros negros y fue su primer indicio. En la década de los años 1970 Hawking y Ellis [1] demostraron varios teoremas importantes sobre la ocurrencia y geometría de los agujeros negros, previamente en 1963 Kerr había demostrado que en un espacio-tiempo de cuatro dimensiones todos los agujeros negros debían tener una geometría cuasi-esférica determinada por tres parámetros: su masa M, su carga eléctrica total e y su momento angular L.
Se cree que en el centro de la mayoría de las galaxias, entre ellas la Vía Láctea, hay agujeros negros supermasivos. La existencia de agujeros negros está apoyada en observaciones astronómicas, en especial a través de la emisión de rayos X por estrellas binarias (ver Estrella binaria, Fuente de rayos X) y galaxias activas.
Historia del agujero negro
El concepto de un cuerpo tan pesado que ni la luz pudiese escapar de él, fue descrito en un artículo enviado a la Royal Society por un geólogo inglés llamado John Michell en 1783. Por aquel entonces la teoría de Newton de gravitación y el concepto de velocidad de escape eran muy conocidas. Michell calculó que un cuerpo con un radio 500 veces el del sol y la misma densidad tendría, en su superficie, una velocidad de escape igual a la de la luz y sería invisible.
En 1796, el matemático francés Pierre-Simon Laplace explicó en las dos primeras ediciones de su libro Exposition du Systeme du Monde la misma idea. Pero al ganar terreno la idea de que la luz era una onda sin masa, en el siglo XIX fue descartada en ediciones posteriores.
En 1915, Einstein desarrolló la relatividad general y demostró que la luz era influenciada por la gravedad. Unos meses después, Karl Schwarzschild encontró una solución a las ecuaciones de Einstein, donde un cuerpo pesado absorbería la luz. Se sabe ahora que el radio de Schwarzschild es el radio del horizonte de sucesos de un agujero negro que no gira, pero esto no era bien entendido en aquel entonces. El propio Schwarzschild pensó que no era más que una solución matemática, no física.
En 1930, Subrahmanyan Chandrasekhar demostró que un cuerpo con una masa crítica, (ahora conocida como límite de Chandrasekhar) y que no emitiese radiación, colapsaría por su propia gravedad porque no había nada que se conociera que pudiera frenarla (para dicha masa la fuerza de atracción gravitatoria sería mayor que la proporcionada por el principio de exclusión de Pauli). Sin embargo Eddington se opuso a la idea de que la estrella alcanzaría un tamaño nulo, lo que implicaría una sigularidad desnuda de materia, y que debería haber algo que inevitablemente pusiera freno al colapso, línea adoptada por la mayoría de los científicos.
En 1939, Robert Oppenheimer predijo que una estrella masiva podría sufrir un colpaso gravitatorio y por tanto los agujeros negros podrían ser formados en la naturaleza. Esta teoría no fue objeto de mucha atención hasta los años 60 porque se tenía más interés en lo que sucedía a escala atómica después de la guerra.
En 1967, Stephen Hawking y Roger Penrose probaron que los agujeros negros son soluciones a las ecuaciones de Einstein y que en determinados casos no se podía impedir que de un colapso se crease un agujero negro.
La idea de agujero negro tomó fuerza con los avances científicos y experimentales que llevaron al descubrimiento de los púlsars. Poco después, el término «agujero negro» fue acuñado por John Weeler.
Clasificación teórica
Según su origen, teóricamente pueden existir al menos tres clases de agujeros negros:
- Agujeros negros primordiales, creados temprano en la historia del Universo. Sus masas pueden ser variadas y ninguno ha sido observado.
- Agujeros negros supermasivos, con masas de varios millones de masas solares. Son el corazón de muchas galaxias. Estos se forman en el mismo proceso que da origen a las componentes esféricas de las galaxias.
- Agujeros negros de masa solar. Se forman cuando una estrella de masa 2,5 mayor que la masa del Sol se convierte en supernova y explota. Su núcleo se concentra en un volumen muy pequeño que cada vez se va reduciendo más.
Zonas observables
En las cercanías de un Agujero Negro se suele formar un disco de acrecimiento, lo compone la materia con momento angular, carga eléctrica y masa la cual es afectada por la enorme atracción gravítica del mismo, ocasionando que inexorablemte atraviese el Horizonte de sucesos y por lo tanto lo incremente.(Véase también: Acreción). En cuanto a la luz que atraviesa la zona del disco, también es afectada, tal como está previsto por la Teoría de la Relatividad, el efecto es visualizable desde la tierra por la desviación momentánea que produce en posiciones estelares conocidas, cuando los haces de luz procedentes de las mismas transitan dicha zona.
Hasta hoy es imposible describir lo que sucede en el interior de un Agujero Negro, solo podemos imaginar, suponer y solo observar sus efectos sobre la materia y la energía en las zonas externas y cercanas al Horizonte de sucesos y la ergosfera. Uno de los efectos más controvertidos que implica la existencia de un Agujero Negro, es su aparente capacidad para disminuir la entropía del universo, lo que violaría los fundamentos de la Termodinámica, ya que toda materia y energía electromagnética que atraviese dicho Horizonte de sucesos, tienen asociados un nivel de entropía. Stephen Hawking propone en su último libro que la única forma que no aumente la entropía sería que la información de todo lo que atraviese el Horizonte de sucesos siga existiendo de alguna forma. Otra de las implicaciones de un Agujero Negro supermasivo sería la probabilidad que fuese capaz de generar su colapso completo, convirtiéndose en una singularidad desnuda de materia.
Modelos teóricos: un agujero negro sin carga y sin momento angular es un agujero negro de Schwarzschild, mientras que un agujero negro rotatorio (con momento angular mayor que 0), se denomina agujero negro de Kerr.
La entropía en los agujeros negros
Según Stephen Hawking, en los agujeros negros se viola el segundo principio de la termodinámica, lo que dio pie a especulaciones sobre viajes en el espacio-tiempo y agujeros de gusano. El tema está siendo motivo de revisión; actualmente Hawking se ha retractado de su teoría inicial y ha admitido que la entropía de la materia se conserva en el interior de un agujero negro (véase enlace externo).
Según Stephen Hawking, a pesar de la imposibilidad física de escape de un agujero negro, estos pueden terminar evaporándose por la llamada radiación de Hawking, una fuente de Rayos X que escapa del horizonte de sucesos.
Físicos como Jacob D. Bekenstein han relacionado a los agujeros negros y su entropía con la teoría de la información
Los agujeros negros en la física actual
Los agujeros negros son esa quimera que la ciencia aún no ha conseguido dilucidar.
Se explican los fenómenos físicos mediante dos teorías que se contradicen entre ellas; la mecánica cuántica, que explica la naturaleza de lo muy pequeño donde manda el caos y la estadística. Y la relatividad general, que explica la naturaleza de lo muy pesado y que afirma que en todo momento se puede saber con exactitud donde está un cuerpo.
Cualquiera de estas teorías están experimentalmente confirmadas pero ¿qué pasa al intentar explicar la naturaleza de un agujero negro? ¿Se aplica la cuántica por ser algo muy pequeño o la relatividad por ser algo tan pesado?
Esta claro que hasta que no se disponga de una física más avanzada no se conseguirá explicar realmente la naturaleza de este fenómeno.
Descubrimientos recientes
En junio de 2004 astrónomos descubrieron un agujero negro súper masivo, el Q0906+6930, en el centro de una galaxia distante a unos 12.700 millones de años luz. Esta observación indicó una rápida creación de agujeros negros súper masivos en el universo joven.
La formación de micro agujeros negros en los aceleradores de partículas han sido reportadas[2], pero no confirmadas. Por ahora, no hay candidatos observados para ser agujeros negros primordiales.
Notas
- ↑ * Hawking, S. W. & Ellis, G. F. R.: The Large Scale Structure of Space-time, Cambridge, Cambridge University Press, 1973, ISBN 0-521-09906-4.
- ↑ (17 de marzo de 2005). Lab fireball ‘may be black hole’. BBC News. URL accedida el 25 de marzo.