Cerámica
La palabra cerámica deriva del griego κεραμικη, de κεραμoς (keramiké), «sustancia quemada».
El término se aplica de una forma tan amplia que ha perdido buena parte de su significado. No sólo se aplica a las industrias de silicatos, sino también a artículos y recubrimientos aglutinados por medio del calor, con suficiente temperatura como para dar lugar al sintetizado. Este campo se está ampliando nuevamente incluyendo en él a cementos y esmaltes sobre metal.
Historia
La historia de la cerámica va unida a la historia de casi todos los pueblos del mundo. Abarca sus mismas evoluciones y fechas y su estudio está unido a las relaciones de los hombres que han permitido el progreso de este arte.
La invención de la cerámica se produjo durante la Revolución Neolítica, cuando se hicieron necesarios recipientes para almacenar el excedente de las cosechas producido por la práctica de la agricultura. En un principio esta cerámica se modelaba a mano, con técnicas como el pellizco, el colombín o la placa, de ahí las irregularidades de su superficie, y tan solo se dejaba secar al sol en los países cálidos y cerca de los fuegos trivales en los de zonas frías. Más adelante comenzó a decorarse con motivos geométricos mediante incisiones en las pasta seca. Su cada vez más compleja, perfecta y bella elaboración determinó la aparición de un nuevo oficio: el del alfarero.
Los pueblos de la era actual que iniciaron la elaboración de cerámica con técnicas más sofisticadas y cociendo las piezas en hornos fueron los chinos. Desde China pasó el conocimiento hacia Corea y Japón por el oriente y hacia el occidente a Persia y el norte de África hasta llegar a la península española. En todo este recorrido, las técnicas fueron variando. Esto fue debido a varias variantes, una de ellas es el que las arcillas eran diferentes, en China se utilizaban sobre todo la porcelana y el gres, mientras que en occidente estas arcillas no se encontraban. Otra variante fue la influencia del Islam y sus visiones de la decoración, y otra las diferentes maneras que se utilizaban para la cocción.
El invento del torno, ya en época de los metales, vino a mejorar su elaboración y acabado, como también su cocción al horno que la hizo más resistente y amplió su gama de colores y texturas. En principio el torno era solamente una rueda colocada en un eje, que se hacía girar por medio de un palo introducido en un agujero con el cual se daban vueltas hasta coger la velocidad suficiente para realizar la pieza. Poco a poco fue cambiando hasta nuestros días, en que el artesano está sentado sobre un banco y hace girar el torno mediante un movimiento del pie que le da a una rueda superior más o menos velocidad según las necesidades.
A menudo la cerámica ha servido a los arqueólogos para datar los yacimientos e, incluso, algunos tipos de cerámica han dado nombre a culturas prehistóricas. Uno de los primeros ejemplos de cerámica prehistóricas es la llamada cardial. Se dio en el Neolítico, debiendo su denominación a que estaba decorada con incisiones hechas con la concha del cardium edule, una especie de berberecho. La cerámica campaniforme, o del vaso campaniforme, es característica de la Edad de los Metales, y más concretamente del Calcolítico, al igual que la cerámica de El Argar (argárica), lo es de la Edad del Bronce.
Los ceramistas griegos trabajaron la cerámica influenciados por las civilizaciones de Egipto y Mesopotamia. Crearon recipientes con bellas formas que cubrieron de dibujos que narraban la vida y costumbres de su época. La estética griega fue heredada por la Antigua Roma y Bizancio, que la propagaron hasta el extremo Oriente. Se unió después a las artes del Islam de las que aprendieron los ceramistas chinos el empleo del bonito azul de cobalto.
Como se ha dicho, desde el norte de África penetró el arte de la cerámica en la Península Ibérica dando pie a la creación de la loza hispanomorisca, precedente de la cerámica mayólica con esmaltes metálicos, de influecia persa, y elaborada por primera vez Europa en Mallorca (España), introducida después con gran éxito en la península, Sicilia y toda Italia, donde perdió la influencia islámica y se europeizó.
Usos
Su uso inicial fue, fundamentalmente, como recipiente para alimentos; más adelante se utilizó para hacer figuras supuestamene de carácter mágico, religioso o funerario. También se empleó como material de construcción en forma de ladrillo, teja, baldosa o azulejo, tanto para paramentos como para pavimentos. La técnica del vidriado le proporcionó gran atractivo. Se utilizó también para la escultura. Finalmente también llegó a tener una función meramente decorativa.
Utensilios
El torno y el horno son los pilares para la fabricación de la cerámica. Se necesitan además pinceles y varillas para la decoración.
Técnicas y materiales
Las distintas técnicas que se han ido utilizando han dado como resultado una gran variedad de acabados:
- Terracota
- Terracota vidriada
- Terracota esmaltada
- Mayólica
- Gres
- Biscuit
- Porcelana
- Loza
La materia prima es la arcilla. Se emplea el agua, sílice, plomo, estaño y óxidos metálicos. Para la cerámica llamada gres se utiliza una arcilla no calcárea y sal. Otro material importante para otro tipo de cerámica es el caolín mezclado con cuarzo y feldespato. También se emplea el polvo de alabastro y mármol. Para las porcelanas se utilizan los óxidos de potasio, magnesio y aluminio.
Decoración
Una vez terminado el objeto en algunos casos se procede a su decoración. Para este nuevo trabajo se emplean distintas técnicas que hacen que se obtenga un resultado muy variado:
- Decoración esgrafiada
- Decoración en relieve
- Decoración pintada
- Decoración a lustre