Orina

La orina es un líquido acuoso transparente y amarillento, de olor característico, excretado por los riñones y eliminado al exterior por el aparato urinario.

Después de la producción de orina por los riñones, ésta recorre los uréteres hasta la vejiga urinaria donde se almacena y después es expulsada al exterior del cuerpo a través de la uretra, mediante la micción.

Composición de la orina

El ser humano elimina aproximadamente 1,4 litros de orina al día. Cerca de la mitad de los sólidos que contiene son urea, el principal producto de degradación del metabolismo de las proteínas. El resto incluye sodio, cloro, amonio, creatinina, ácido úrico y bicarbonato.

La orina puede ayudar al diagnóstico de varias enfermedades mediante el análisis de orina o el urocultivo.

Los riñones cada pareja nos ayuda a la elaboración y a la excreción de orina.

Producción de la orina

La sangre arterial que penetra en lo riñones por la arteria renal, termina formando la unidad elemental de la maquinaria renal que es el glomérulo renal. Cada día, los riñones filtran 180 litros de sangre y producen una media de 1,5 litros de orina.

En cada glomérulo renal la sangre se filtra por un fenómeno de ósmosis: El glomérulo se descarga de agua, de sustancias minerales y biológicas. Esta orina primaria circula por un sistema de túbulos que componen la nefrona como el túbulo contorneado proximal, asa de Henle, túbulo contorneado distal, donde la orina por un lado se enriquece sucesivamente de diversas sustancias como urea, amonio, bicarbonato (excreción) y por otro se descarga de ciertos compuestos recuperados por el organismo como el agua, glucosa y sales minerales (reabsorción).

Los fenómenos de excreción y de absorción son regulados por varias hormonas, como la hormona antidiurética. La orina que circula por todos los túbulos contorneados distales es reunida en los túbulos de Bellini, después éstos se unen en los cálices renales y en los uréteres que desembocan en la vejiga urinaria. Una vez que el contenido vesical alcanza un nivel, el deseo de orinar se transmite al cerebro para vaciar la vejiga durante la micción.