Docente como facilitador y generador de cambio

La educación de acuerdo al avance de las ciencias, de los cambios radicales que muchos escenarios han generado, obliga a tomar muy en serio que la nueva generación de docentes deben evitar a toda costa limitarse únicamente a desempeñar su rol de transmisor de conocimientos, sin inmiscuirse en los problemas existentes en el entorno escolar, desperdiciando su naturaleza de líder y posponiendo la aplicación de estrategias que permitan lograr una mayor integración entre la escuela y la comunidad.

Es definitivamente necesario como se comenta, que surja un nuevo rol del docente como autor y actor de transformaciones en las organizaciones educativas a través de la generación de un modelo de acción comunitaria.

Un docente transformador de cambios, que propicie una participación más dinámica con los problemas que afronta su comunidad, un docente que sepa utilizar adecuadamente las nuevas tecnologías de informática, de comunicación, capaz de propiciar en sus alumnos, la motivación necesaria que de paso a la creatividad, ingenio que permita aportar las acciones requeridas para afrontar la realidad de los escenarios educativos que el presente exige.

No hay que olvidar además, que el docente moderno debe integrarse más con los problemas de su comunidad, que la escuela como institución que se define como una organización social compleja con finalidades educativas, posee un potencial de transformación que incluye a los docentes como entes partícipes que guían las acciones de las organizaciones educativas.

Ahora bien, el docente debe equilibrar factores tales como las características de los alumnos y de su familia, las expectativas de los padres, el entorno social y geográfico, los objetivos y valores que están establecidos en el sistema educativo, éstos a su vez influyen en todos los centros docentes.

Además, debe reflejar una sólida formación pedagógica, autónoma, gerencial, mediadora e investigadora de procesos, y promover a la comunidad hacia la autogestión de su propio desarrollo. Sobre este particular, el Ministerio de Educación (1998), afirma que el docente, sujeto clave del cambio, tendrá que enfrentarse a un proceso de desarrollo acelerado que impulsará nuevas tecnologías, nuevas formas de vida y mayores riesgos de pérdidas de identidad y de otros valores ya establecidos.

La realidad del presente empieza a definir un estilo diferente de ejercer las funciones educativas, basadas cada vez más en el esfuerzo de aunar voluntades en proyectos compartidos, en la sensibilidad ante las nuevas situaciones, en la habilidad para adaptar el funcionamiento de la escuela a los objetivos que se proponen. Además de la capacidad de comprender la cultura de la escuela y promover el cambio cultural.

También, es necesario, saberse integrar ante la realidad de los principales problemas que afronta su entorno, debe como un buen facilitador equilibrar la relación afectiva que mantiene con sus alumnos con la exigencia en la carga de trabajo y esfuerzo que ellos tienen que hacer.

De ahí, que las relaciones entre alumnos y las de estos con el profesor deban darse en un clima distendido de trabajo, motivando al esfuerzo y resaltando los logros, pero también atendiendo a necesidades y circunstancias individuales y reconociendo la peculiaridad de cada uno de los alumnos, aspecto que se ha descuidado muchísimo.

El docente moderno debe incorporarse al manejo de las nuevas tecnologías de la información, utilizar su alcance, las buenas repercusiones que de ella se generan. No puede ni debe competir con otras fuentes informativas, sino erigirse en elemento aglutinador y analizador de las mismas. En el momento que vivimos no basta con saber el contenido de la materia para enseñar bien. El profesor debe ser un conocedor de su materia, pero además ha de aprender a ser un experto gestor de información sobre la misma, un buen administrador de los medios a su alcance, y desde esta orientación, dinamizar el aprendizaje de sus alumnos.

Están dadas las oportunidades para que afloren docentes generadores de cambio, que den paso a las reformas educativas que realmente el país necesita, simplemente hay que estar atento a los retos e identificarse con el compromiso de propiciar las transformaciones educativas necesarias que permitan alcanzar la excelencia académica.

Fuente: articuloz.com