Influencia del pop art

Del dadaísmo (de los ready – made de Duchamp y de los collages de Schwitters) y de la subcultura popular y de masas, de la propaganda gráfica y de la sociedad de consumo.

Artistas

E. E. U. U.

– Robert Rauschenberg (1925)
– Jasper Johns (1930)
– Ed Ruscha (1937)
– Robert Indiana, Mel Ramos (1935)
– Roy Lichtenstein (1923-1997)
– Andy Warhol (1928-1987)
– James Rosenquit (1933)
– Tom Wesselman (1931), entre otros

J. Johns. «Tres banderas», 1968.

U. K.

– David Hockney (1937)
– Allen Johns (1937)
– Richard Hamilton (1922)
– Jim Dine (1935)
– Peter Blake (1932), entre otros

A. Warhol: «Marilyn Monroe», 1967. Serigrafía, 92 x 96 cm.
R. Lichtenstein:
«Blonde waiting» (Rubia esperando), 1964. Óleo sobre lienzo, 121,9 x 121,9.

Colección Richard L. Wesiman, los Angeles, California Es natural, entonces, fijar la atención en su exploración de los efectos cinéticos, fuente de sus creaciones más originales. Es fácil ver la influencia de tal obra en sus contemporáneos, por ejemplo el alemán Günter Frühtrunk. El cinetismo era importante para Vasarely por dos razones: una es personal, el hecho de que, según nos dice, «la idea del movimiento me ha perseguido desde mi niñez«; y la otra es la idea más general de que una pintura que vive por medio de efectos ópticos existe esencialmente en el ojo y en la mente del espectador y no simplemente en la pared – se completa a sí misma cuando se la mira –.

Ya he empezado a usar las palabras «arte cinético» y «arte óptico» casi indistintamente. De hecho, el primero me parece un término mejor. El arte cinético puede abarcar una buena cantidad de categorías de objetos. Están ante todo, aquellas obras de arte que, a pesar de ser estáticas de hecho, parecen moverse o cambiar. Pueden ser de dos o de tres dimensiones.

Vasarely, por ejemplo, se ha dedicado a obras compuestas en planos separados y con pantallas y objetos tridimensionales. Las obras estáticas dependen para su cinetismo de la acción de la luz y de bien conocido fenómenos ópticos, tales como la tendencia del ojo a producir imágenes latentes al ser sometido a contrastes muy brillantes de blanco y negro, o la yuxtaposición de ciertos tintes. Segundo, hay objetos que se mueven al azar, sin energía mecánica, tales como los móviles de Alexander Calder.

Tercero, están las obras accionadas mecánicamente y que usan luces, electroimanes o incluso agua.

La necesidad de precisión en las obras de la primera categoría y el hecho de que las de segunda y tercera son en realidad máquinas, aunque sin embargo de un tipo muy simple, da al arte cinético un sobretono mecanicista. Parece estar en la frontera de un arte que es realmente producido por máquinas más que por hombres. Esto, sin embargo es una excesiva simplificación.

Fuente: Apunte Historia del Arte del Siglo XVIII al Siglo XX de la U de Londres