Principales representantes del pop art
Los antecedentes históricos del Pop Art se sitúan en la obra provocativa de los artistas dadaístas, especialmente del francés Marcel Duchamp, y en la tradición pictórica estadounidense caracterizada por el empleo del trampantojo en las representaciones de objetos cotidianos. Por otra parte, varios integrantes de la corriente Pop se habían ganado la vida trabajando como artistas publicitarios. El movimiento Pop Art comenzó como una reacción contra el expresionismo abstracto, que dominó el arte durante las décadas de 1940 y 1950, al que estos los artistas consideraban demasiado intelectual y apartado de la realidad social.
Asumiendo el objetivo del compositor estadounidense John Milton Cage – eliminar las distancias entre arte y vida – los artistas Pop se aproximaron con ironía al ambiente de la vida cotidiana. Emplearon imágenes que reflejaban el materialismo y vulgaridad de la moderna cultura de masas para transmitir una percepción crítica de la realidad, más inmediata que aquella ofrecida por la pintura realista del siglo XIX.
En Estados Unidos, Robert Rauschenberg y Jasper Johns proporcionaron el impulso inicial: Rauschenberg con sus collages elaborados con objetos domésticos, como colchas y almohadas, y Johns con sus series de pinturas repetitivas de la bandera de su país y de dianas. La primera obra destacada del Pop Art fue ¿Qué es lo que hace a los hogares de hoy día tan distintos, tan simpáticos? (1956, colección particular) del artista británico Richard Hamilton.
En esta satírica obra, que representa dos absurdas figuras que se pavonean en un salón, se pueden apreciar los principales rasgos del Pop Art: descontextualización, incongruencia, provocación y buen humor. El Pop Art se difundió rápidamente durante los años sesenta. En 1960 el artista británico David Hockney pintó Typhoo
Tea (Londres, Gallería Kasmin), una de las primeras pinturas que reprodujo la marca comercial de un producto. En el mismo año, Johns finalizó sus vaciados en bronce sobre las latas de cerveza Ballantine. En 1961, el estadounidense Claes Oldenburg realizó la primera de sus estridentes esculturas de plástico en forma de hamburguesa y otras clases de fast food (‘comida rápida’).
Al mismo tiempo, Roy Lichtenstein, ampliaba el campo del Pop Art con sus enormes pinturas al óleo imitando las viñetas del cómic. Algunos artistas también produjeron happenings, espectáculos interactivos montados como obras de arte. Además de emplear las imágenes de la cultura de masas, el Pop Art se apropió de las técnicas de la producción masiva.
Rauschenberg y Johns ya habían abandonado la idea de obra única en favor de la producción de composiciones seriadas.
A principios de 1960, el estadounidense Andy Warhol llevó esta idea un poco más lejos al adoptar la técnica de la serigrafía, capaz de imprimir cientos de estampas idénticas de botellas de Coca Cola, latas de sopa Campbell y otros objetos representativos de la cultura consumista.
Otros ejemplos importantes del Pop estadounidense fueron las obras escultóricas de George Segal y Wayne Thiebaud o las series satíricas del Gran desnudo americano, pintadas por Tom Wesselmann. En España, el Pop Art está representado por la pintura del Equipo Crónica, en cuya obra se desmitifica el arte tradicional y se abordan ciertos aspectos de la problemática social.
Ese mismo año, Richard Wollheim empleaba por vez primera el término ‘minimal‘ para referirse a las obras creadas según estos principios desde 1962. Esta tendencia tiene sus orígenes en ciertas obras de Constantin Brancusi, Alexandr Rodchenko y Vladímir Tatlin en las que ya aparecía la idea de repetición como expresión del concepto de infinito. El artista minimal sitúa sus referentes creativos en el propio objeto artístico alejándose de esta manera de toda interferencia con el mundo exterior.
A principios de la década de 1960 surgió una generación de artistas radicales que adoptaron la escultura como medio para exponer sus ideas; entre sus principales exponentes estaban el propio Judd, Robert Morris, Carl Andre, Dan Flavin, Sol LeWitt y Richard Serra. Crearon una serie de obras, que definían como estructuras o sistemas, en las que el predominio de las formas geométricas elementales y de los materiales más rudimentarios era absoluto.
Cuando al pop art le sucedió, como fenómeno periodístico, el op art, hubo una tendencia natural de los periodistas a buscar la mayor cantidad posible de artistas op.De allí que se incluyera en esta categoría a artistas cuyo interés en los efectos ópticos era en realidad muy marginal. Una distorsión más seria consistió en presentar al pop art como algo que había hecho una súbita aparición en escena, casi como lo había hecho el pop. De hecho, la pintura óptica, como la abstracción «hard edge», tenía profundas raíces en la tradición del Bauhaus, y es la consecuencia del tipo de experimentos que el Bauhaus alentaba en sus alumnos.
Si la pintura óptica de la posguerra ha de remontarse a una sola fuente, esa fuente incuestionablemente deberá ser Víctor Vasarely. Húngaro de origen y nació en
1908 .Primero estudió medicina, luego asistió a una escuela de arte convencional y finalmente, en 1928-9, fue estudiante de la academia Mühely, de Alexander Bortnyik, el Bauhaus de Budapest. Se afincó luego en Francia.
Característicamente, Vasarely señala que fue durante este período en el Bauhaus de Budapest, que «el carácter funcional de la plasticidad» le fue revelado. Empezó como artista gráfico, y no fue sino hasta 1943 que se volcó a la pintura.
Vasarely es un artista muy rico y complejo para ser considerado simplemente como un pintor óptico y de nada más. De hecho, su gran oeuvre de posguerra abarca todo un complejo de ideas interrelacionadas. Una de las más importantes era la idea de «trabajo», de arte como de actividad práctica. Eso lo hizo hostil a la idea de la abstracción libre, como lo señalo en 1950:
«El artista se ha vuelto libre. Cualquiera puede ponerse el título de artista, o incluso de genio. Cualquier mancha de color, dibujo o perfil, inmediatamente se proclama como obra, en el sacrosanto nombre de la sensibilidad subjetiva. El impulso prevalece sobre el conocimiento. La honesta técnica artesanal se desecha a cambio de la azarosa improvisación».
Pero Vasarely estaba preparado para ir más lejos que la mayoría de aquellos que condenaron a la abstracción libre, proponiendo que miremos al artista simplemente como a un hombre que hace prototipos que pueden entonces reproducirse a voluntad: «el valor del prototipo no consiste en la rareza del objeto, sino en la rareza de la cualidad que representa«. Vasarely siente que todas las artes plásticas forman una unidad y que no hay necesidad de dividirlas en categorías fijas, tales como pintura, escultura, gráfica o incluso arquitectura.
«Nuestro tiempo, con la intrusión de las técnicas, con su velocidad, con sus nuevas ciencias, sus teorías, sus descubrimientos, sus materiales novedosos, impone su ley sobre nosotros. Ahora, la pintura abstracta, nueva en su concepción, diferente en su enfoque, todavía está atada al mundo anterior, a la vieja pintura, por medio de una técnica común y una presentación formal que la retiene y lanza una sombra de ambigüedad sobre sus conquistas».
Uno lee esta declaración con respeto, debe decirse que Vasarely es, en muchas maneras, un artista curiosamente dividido, formalmente mucho menos inventivo que fértil en nuevas ideas y conceptos. Sus pinturas abstractas no-cinéticas, por ejemplo, deben mucho a la obra hecha unos cuarenta años atrás por Auguste
Herbin. Vasarely reconoce específicamente una deuda con el vocabulario de
«formas de color» de Herbin (formas relacionadas con el color, pero sin referencias naturalistas, que se usan como unidades en agrupamientos más complejos). Pretende que este vocabulario es empleado por él en nuevas formas, que se liberan de los métodos de composición de Herbin todavía tradicionales. Pero la diferencia no es siempre tan notable como él desearía hacernos suponer.
Fuente: Apunte Historia del Arte del Siglo XVIII al Siglo XX de la U de Londres