Expresión oral

Otro aspecto a destacarse es que la escritura es un lenguaje diferente al lenguaje oral. O dicho en otras palabras, no se escribe como se habla. En el lenguaje oral, por ejemplo, podemos emplear más deícticos (este, ese, aquel), que no hace falta hacer explícitos en una conversación, ya que el contexto donde uno emite un acto de habla repone los implícitos (yo le puedo decir a alguien: “Esta persona me cae simpática” señalándole a alguien con un dedo, mientras que en la escritura habrá que aclarar cuál es el referente de “esta persona”).

Por otra parte, hay un aspecto discursivo a tenerse en cuenta. El sentido común, en muchos casos nos lleva a extraer una conclusión general a partir de una observación poco rigurosa (supongamos, si nos cruzamos en la vida con dos personas de cabello rubio que nos trataron mal, inferir que todos los rubios tratan mal a las personas). Frente a ello, el lenguaje de una tesis debe basarse en un sistema de evidencias que tenga validez como hipótesis, teoría o conjetura. Es decir, la interpretación de un fenómeno a analizarse no es libre en su totalidad.

Todo aquello que se afirme, debe estar sustentado por evidencias, ya sean documentales o empíricas. La lengua escrita y más específicamente la científica (o académica, sería más apropiado decir) tiene sus propias reglas. Para definir cómo escribir nuestra tesis, las preguntas que debemos formularnos parten en primer lugar de indagar sobre aquellos aspectos clásicos de la teoría de la comunicación, en especial aquello que hace al emisor, al receptor, el mensaje y el código.

Fuente: Apuntes del Seminario de Comunicación Organizacional de la U de Londres