Manejo del conflicto

En momentos donde las relaciones se tornan difíciles, conducen a problemas y se utilizan estrategias para transformarlas en relaciones cordiales, se conoce como manejo de conflictos.

Si no se trata adecuadamente, puede llevar un gran conflicto pasando de una relación cara a cara a una disputa de gente a favor o gente en contra, ocasionando una ruptura que necesitará centrar esfuerzos para solucionar dicho conflicto y, en ocasiones, el factor tiempo generará posiblemente tensión, ansiedad o frustración y, por ende, un conflicto mayor, distinguía tres niveles de tensión en un conflicto, (bajo, moderado y alto), con efectos diferentes en la utilización de la información y en los resultados del proceso de gestión del conflicto.

En un nivel moderado o medio de tensión, las partes buscan integrar mayor información, alternativas y sienten la imperiosa necesidad de mejorar la situación.

Una tensión moderada en el desarrollo de un conflicto puede producir resultados de calidad En los conflictos donde hay alto nivel de tensión, se aprecia la reducción de capacidad de percibir, procesar y evaluar la información.

Una cuestión más que se debe mencionar como influyente en el resultado constructivo del conflicto es la interdependencia, entendida como “la situación en la cual los resultados de una persona se pueden ver potencialmente afectados por las acciones de otros, (Johnson y Johnson, 1989 citado en Munduate, 2009,  expone la existencia de dos tipos de interdependencia, positiva y negativa: Interdependencia positiva, donde se dan actividades constructivas partiendo, principalmente, de una responsabilidad compartida, donde un elemento depende de otro, sobre todo de su actitud, ya sea aportando una acción o sumándose a sugerencias en beneficio del grupo.

Por otro lado, se hace referencia a la: Interdependencia negativa, donde las acciones de los integrantes son aisladas, uno a otro integrante se resiste a crear acciones constructivas y dan importancia al giro destructivo;

El cuidado de los aspectos anteriores, más la aplicación de una técnica para solucionar conflictos, puede favorecer una resolución que beneficie a las partes involucradas y minimizar su impacto negativo en el resto del grupo.

Debido a los frecuentes cambios en los ámbitos económico-político-social-cultural, las organizaciones se enfrentan a la negociación constante con su personal, clientes, usuarios, proveedores, autoridades, otras empresas, y con la sociedad en general, es ahí donde radican las habilidades que debe poseer un desarrollador comunitario: la persuasión, la comunicación oral, el dominio de proyectos a alcanzar y obtener beneficios para las partes involucradas.

  • Mediación: “Por otro lado, la figura del mediador, entendido como aquél que intenta reconciliar los marcos de referencia de las partes logrando un diálogo que flexibilice las «rutinas defensivas», (Argyris, 1993 citado en Ahumada, 2002), y produzca una recategorización de la situación, tampoco es una figura demasiado utilizada por parte de la organización».
  • Una tercera persona, (el mediador), es elegida por el grupo, por poseer control de sus emociones, comunicación asertiva, liderazgo y buen criterio para tomar decisiones acertadas; y sobre todo, por conducirse de manera justa para emitir una retroalimentación en beneficio de las partes afectadas.  Los conceptos anteriores se presentan con la intención de que obtengas aprendizajes necesarios y te prepares para enfrentar situaciones o problemas cotidianos en una comunidad u organización.

Fuente: Teorías y dinámicas de grupo, Universidad Abierta y a Distancia de México, Ciencias sociales y administrativas | Licenciatura en Desarrollo comunitario