El dadaísmo y de stijl

Dos movimientos paralelos, surgidos en 1916 y 1917, respectivamente. y presididos ambos por un trágico denominador común: Europa y su primera guerra fratricida. El indudable carácter iconoclasta, nihilista y provocativo con que el grupo inicia.

Dadá se expresó y el fenómeno de sus múltiples e inmediatas segregaciones en el mundo occidental aparecen habitualmente como los datos más tópicos con que se define este decisivo movimiento vanguardista.

Kurt Schwitters, 1923

De todos modos, quizás resulte excesivo corregir esta laguna tratando de situar al movimiento antiburgués en el seno de la izquierda, aunque hubiera señalados simpatizantes e incluso militantes.

Perseguido por el nazismo como arte especialmente «depravado», también la burguesía deseó vengarse de esta concreta vanguardia silenciando durante muchos años toda información sobre el extenso y variado grupo y negándole lo más elemental del aparato de difusión cultural que la clase dirigente administraba.

En realidad, hasta los años sesenta no empezaron a surgir los primeros análisis y estudios competentes sobre el tema.

Ciertamente, la filosofía inicial del grupo, violentamente antiburguesa (a la que acusaba de corrupción), no podía esperar mejor trato por parte de la clase humillada. Sin embargo, la acritud Dadá apuntaba mucho más alto, hacia una completa revolución cultural de la que las primeras consecuencias son el testimonio de la crisis histórica que les tocó vivir.

Los elementos de expresión gráfica de la catarsis dadaísta fueron recogidos por el diseño gráfico en tan gran medida que no deja de resultar sorprendente la habilidad con que se destilaron del lenguaje virulento antiburgués unos sistemas formales que permitieran su reinserción en la misma sociedad que los había rechazado.

La revolución tipográfica, el collage absurdo presurrealista, el fotomontaje y el diseño de revistas especializadas (única red de información con que contaron las ideas programáticas Dadá), son algunos de los hallazgos que significaron aportaciones tan fundamentales para la evolución del diseño gráfico que hay quienes sostienen que esta profesión nace realmente en estas fechas.

Raoul Hausmann, 1920

Por otra parte, si bien Marcel Duchamp, Francis Picabia o Tristan Tzara han influido también en el diseño gráfico, la huella más profunda fue la marcada por los grupos Dadá alemanes; John Heartfield, Georges Grosz, Raoul Hausmann y

Hannah Höch son los grandes descubridores del fotomontaje. A su lado, la revolución tipográfica debe hoy gran parte de su éxito a Kurt Schwitters.

En un segundo plano, los célebres collages de Max Ernst (otro dadaísta alemán), los del propio Schwitters e incluso las maderas de Hans Arp (alemán también, aunque al principio residía en Zurich) han creado modelos que el diseño gráfico y el publicitario han perpetuado hasta nuestros días.

Tal vez debido a la ambivalencia de algunos de los grandes dadaístas (lo mismo dibujaban o pintaban que componían poesía: Schwitters, Tzara, etcétera), a la contemporaneidad de la Revolución Soviética y, con ella, al ejemplo de los constructivistas asumiendo el diseño gráfico como vehículo de cultura artÍstica, el caso es que sobresalen entre los miembros Dadá dos nombres que hicieron del diseño gráfico su principal actividad profesional. Nos referimos a John Heartfield, el creador del fotomontaje político y Kurt Schwitters, dos hombres, además, auténticamente providenciales.

Kurt Schwitters fue diseñador gráfico, montó su propia agencia de publicidad (en la que ofrecía asesoría publicitaria y unos completísimos servicios de diseño), desempeñó cierto tiempo la presidencia del recién creado Círculo de los Nuevos Diseñadores Publicitarios (del que formaron parte Jan Tschichold y Moholy-Nagy), dictó conferencias en la Bauhaus, colaboró con De Stjil, dedicó dos números de su revista Merz al diseño publicitario y uno sobre la nueva tipografía, trabajó con El Lissitzky (de quien publicó sus tesis tipográficas en cuantos papeles pudo), explicó sus propias tesis sobre la tipografía, etc.

Casi todas las versiones de collages tipográficos que se han venido haciendo en diseño gráfico desde entonces son claramente deudoras de los de Schwitters, desde Paul Rand a la escuela polaca. Del mismo modo, los diseños ripográficos ideados por Schwitters para su revista han marcado también una sólida pauta, mayor incluso en el mundo del diseño gráfico que en el del arte plástico. La literalidad con que pueden utilizarse en diseño gráfico cualesquiera modelos ha facilitado la recreación ad líbidum de esta personal, sensible y profunda versión Dadá.

Si bien De Stijl fue un movimiento igualmente revolucionario, centró sus objerivos en un plano teórico casi exclusivamente estético, excluyendo tal vez el componente de radicalismo verbal que compartía con el Dadaísmo. El comportamiento social y las apariciones en público formaban parte, tanto en uno como en otro grupo, de una cuidadosa estrategia fetichista. El nombre que adoptó el grupo fue el de una revista fundada en 1917 por el arquitecto, pintor, diseñador y escritor holandés Theo Van Doesburg, la cual se editó hasta su muerte, en 1931.

Partiendo de un criterio mucho más escolástico que el de los anteriores movimientos (ya que el propio nombre constituye ya una declaración de principios suficientemente diáfana de los propósitos del grupo, puesto que De Stijl significa, en holandés, El Estilo), la influencia sobre la arquitectura, la pintura y el diseño se produce a mayor profundidad, afectando a la estructura de la forma antes que a su aspecto externo. Como el Cubismo, otro de los movimientos escolásticos y analíticos, extenderá su influencia mucho más allá de su breve presencia temporal en los escenarios vanguardistas.

Las estructuras reticulares del propio Theo Van Doesburg y de Piet Mondrian, la reducción de los colores a sus más primarios pigmentos y las composiciones estrictamente geométricas fueron su mayor aportación, al margen de la plataforma gráfica experimental que constituyó la propia revista, encabezada por el precioso logotipo diseñado por Doesburg y desde la cual se publicaron (al mismo tiempo que lo hacían los constructivitas en la URSS) las primeras versiones compositivas en la Nueva Tipografía, doctrina formal renovadora que impuso definitivamente, entre otras cosas, la tipografía de palo seco.

Theo Van Doesburg, 1922

Futurismo, movimiento artístico de comienzos del siglo XX que rechazó la estética tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento. El poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti recopiló y publicó los principios del futurismo en el manifiesto de 1909. Al año siguiente los artistas italianos Giacomo

Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Gino Severini firmaron el Manifiesto del futurismo.

El futurismo se caracterizó por el intento de captar la sensación de movimiento.

Para ello superpuso acciones consecutivas, una especie de fotografía estroboscopia o una serie de fotografías tomadas a gran velocidad e impresas en un solo plano. Ejemplos destacados son el Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912, Museo de Arte Moderno, Nueva York) y el Tren suburbano (1915, Colección Richard S. Zeisler, Nueva York), ambos de Gino Severini.

Aunque el futurismo tuvo una corta existencia, aproximadamente hasta 1914, su influencia se aprecia en las obras de Marcel Duchamp, Fernand Léger y Robert Delaunay en París, así como en el constructivismo ruso. Surrealismo (arte), movimiento artístico y literario fundado por el poeta y crítico francés André Breton.

La pintura surrealista es muy variada en contenidos y técnicas. Dalí, por ejemplo, transcribe sus sueños de una manera más o menos fotográfica, inspirándose en la primera etapa de la pintura de De Chirico. Las esculturas de Arp son grandes, lisas y de forma abstracta.

Por otra parte, Miró, miembro formal del grupo durante una corta etapa, representó formas fantásticas que incluían adaptaciones de dibujos infantiles. El pintor ruso – estadounidense Pavel Tchelichew pintó cuadros y también creó numerosas escenas para ballets.

En la década de 1940, coincidiendo con el exilio en México de artistas españoles influidos por el surrealismo, así como la visita de Bretón, que recorrió el país acompañado de Diego Rivera y del político soviético Trotski, el movimiento se extendió de forma relativa y limitada entre círculos intelectuales mexicanos. Neoplasticismo, corriente artística promulgada por Piet Mondrian en 1917 que proponía despojar al arte de todo elemento accesorio en un intento de llegar a la esencia a través de un lenguaje plástico objetivo y, como consecuencia, universal.

Junto con Theo van Doesburg fundó la revista De Stijl, principal órgano de difusión del movimiento, en cuyo primer número apareció publicado el manifiesto neoplasticista.

Las teorías de Mondrian, que tienen su origen en las obras cubistas de Georges Braque y Picasso y en la teosofía, reivindican un proceso de abstracción progresiva en virtud del cual las formas se irían reduciendo a líneas rectas horizontales y verticales, y los colores al negro, el blanco, el gris y los tres primarios.

Entre sus principales representantes se encontraban, además de Van Doesburg, el pintor Wilmos Huszár, el escultor Georges Vantongerloo y los arquitectos Jacobus Johannes Pieter Oud y Gerrit Thomas Rietvel, entre otros. El excesivo rigor de las propuestas de Mondrian provocó violentas críticas tanto dentro como fuera de su círculo de adeptos.

No obstante, el neoplasticismo está considerado, junto con el suprematismo de Maliévich, el origen de la abstracción geométrica.

Pop Art, movimiento artístico iniciado en la década de 1950 en Estados Unidos y Gran Bretaña.

Las imágenes del Pop Art (abreviatura de Popular Art, ‘arte popular’) se inspiraron en la cultura de masas. Algunos artistas reprodujeron latas de cerveza o sopa, tiras de cómic, señales de tráfico y otros objetos similares en sus pinturas, collages y esculturas. Otros incorporaron estos objetos cotidianos a sus pinturas o esculturas, a veces completamente modificados. Los materiales fruto de la tecnología moderna, como el poliéster, la gomaespuma o la pintura acrílica, ocuparon un lugar destacado. El Pop Art no sólo influyó en la obra de los artistas posteriores, sino que también ejerció un fuerte impacto en el grafismo y el diseño de moda.

Los antecedentes históricos del Pop Art se sitúan en la obra provocativa de los artistas dadaístas, especialmente del francés Marcel Duchamp, y en la tradición pictórica estadounidense caracterizada por el empleo del trampantojo en las representaciones de objetos cotidianos. Por otra parte, varios integrantes de la corriente Pop se habían ganado la vida trabajando como artistas publicitarios.

El movimiento Pop Art comenzó como una reacción contra el expresionismo abstracto, que dominó el arte durante las décadas de 1940 y 1950, al que estos los artistas consideraban demasiado intelectual y apartado de la realidad social. Asumiendo el objetivo del compositor estadounidense John Milton Cage —eliminar las distancias entre arte y vida— los artistas Pop se aproximaron con ironía al ambiente de la vida cotidiana. Emplearon imágenes que reflejaban el materialismo y vulgaridad de la moderna cultura de masas para transmitir una percepción crítica de la realidad, más inmediata que aquella ofrecida por la pintura realista del siglo XIX.

La primera obra destacada del Pop Art fue ¿Qué es lo que hace a los hogares de hoy día tan distintos, tan simpáticos? (1956, colección particular) del artista británico Richard Hamilton. En esta satírica obra, que representa dos absurdas figuras que se pavonean en un salón, se pueden apreciar los principales rasgos del Pop Art: descontextualización, incongruencia, provocación y buen humor.

Además de emplear las imágenes de la cultura de masas, el Pop Art se apropió de las técnicas de la producción masiva. A principios de 1960, el estadounidense Andy Warhol llevó esta idea un poco más lejos al adoptar la técnica de la serigrafía, capaz de imprimir cientos de estampas idénticas de botellas de Coca Cola, latas de sopa Campbell y otros objetos representativos de la cultura consumista.

Otros ejemplos importantes del Pop estadounidense fueron las obras escultóricas de George Segal y Wayne Thiebaud o las series satíricas del Gran desnudo americano, pintadas por Tom Wesselmann. En España, el Pop Art está representado por la pintura del Equipo Crónica, en cuya obra se desmitifica el arte tradicional y se abordan ciertos aspectos de la problemática social.

Picabia:
«Parada amorosa», 1917.
Colección particular, Chicago

Fuente: Apunte Historia del Arte del Siglo XVIII al Siglo XX de la U de Londres