Itinerario del ciclo de calidad
Cuando el centro educativo se plantea el reto de mejorar la calidad de su servicio, tiene que partir de la idea de que cualquier cosa por bien que esté, siempre es susceptible de hacerse mejor; así como que toda mejora, por insignificante que parezca, es en un principio esencial.
La segunda idea importante es que la mejora continua, por su propia naturaleza, no posee un plazo final: siempre habrá algo que mejorar. Se trata de un proceso cíclico, en espiral, que nunca termina.
Otro punto de partida, antes de plantear cualquier estrategia de mejora de calidad educativa, consiste en conocer el nivel de satisfacción que existe por parte de los clientes en lo referente a los aspectos que son considerados como básicos tanto por el centro como por los propios usuarios del mismo.
El impulso de la mejora continua se asienta en tres aspectos básicos:
- Conocimiento de las necesidades y expectativas del alumnado (nivel de calidad demandado) y de su grado de satisfacción (nivel de calidad demandado con la situación actual).
- Conocimiento de las necesidades y expectativas del profesorado y demás personas que trabajan en el centro educativo y de su grado de satisfacción.
- Liderazgo propio y compartido, capaz de involucrar a todas las personas en el proceso de mejora, sintiendo protagonistas, necesarias y ninguna imprescindible; que todos se sientan coautores de los resultados obtenidos: sólo si mejoro yo, mejorará mi centro.
El impulso hacia la calidad precisa unos requisitos como son:
- La autoevaluación como requisito imprescindible para conocer la realidad del centro y servicio que presta.
- El compromiso de la dirección y la implicación de todas las personas que trabajan en el centro.
- La formación continua de las personas implicadas en el proyecto.
- La comunicación fluida y la transparencia de la gestión, para que todos estén informados y ninguno excluido.
- El reconocimiento de los esfuerzos y de los avances realizados.