Seguridad de las vacunas

A algunas personas les preocupa que las vacunas no sean seguras y que puedan ser dañinas, especialmente para los niños. Estas personas pueden solicitarle al médico que espere o, incluso, pueden optar por no aplicar la vacuna. Sin embargo, los beneficios de las vacunas superan con creces los riesgos.

Los estudios científicos han mostrado que las vacunas y sus componentes, como el conservante tiomersal, no causan autismo ni el trastorno de hiperactividad y déficit de atención (THDA). Con base en estos estudios, la Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention), al igual que el Instituto de Medicina (Institute of Medicine) concluyen que los beneficios de las vacunas superan los riesgos.

Información adicional acerca de los riesgos:

  • Contraer la infección real a partir de las vacunas: a menos que el sistema inmunitario de una persona se debilite, es improbable que la vacuna le produzca la infección. Las vacunas, como la del sarampión, las paperas, la rubéola, la varicela y la antigripal en aerosol nasal, contienen virus vivos pero debilitados y no las deben recibir las personas con sistemas inmunitarios débiles.
  • Reacciones alérgicas: tales reacciones son infrecuentes y son por lo general a una parte (componente) de la vacuna.
  • Peligro de vacunas de virus vivos: ciertas vacunas de virus vivos pueden ser peligrosas para el feto de una mujer embarazada. Estas abarcan: la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (triple viral), la vacuna contra la varicela y la vacuna antigripal en aerosol nasal. Para evitar daño al bebé, las mujeres embarazadas no deben recibir ninguna de estas vacunas. El médico le puede indicar el momento adecuado para recibirlas.