¿Cuándo acudir a la consulta del gastroenterólogo?
En principio, es mejor pedir cita con el médico de cabecera. En caso de que la situación requiera exámenes más completos, él mismo te aconsejará un gastroenterólogo. Puesto que esta disciplina es cada vez más especializada, pide consejo a tu médico de cabecera. Si la situación es repentina y extremadamente dolorosa, acude al médico de cabecera de inmediato o ve al servicio de urgencias del hospital más próximo.
¿Quiénes son las personas de alto riesgo?
Las personas con antecedentes personales y familiares. En términos generales, la mayoría de las enfermedades del tubo digestivo no dependen de la edad. La única amenaza real es la del cáncer, especialmente el de colon, sobre todo pasados los 55 años. En tales casos es recomendable hacerse una prueba cada dos años.
El resto de exámenes preventivos cuya realización se aconseja a cualquier edad son las pruebas de la hepatitis C (en caso de transfusión sanguínea o de toxicomanía) y el tacto rectal para los hombres de más de 50 años, para constatar la ausencia de anomalías en la próstata o el recto.
¿Qué hay que tener preparado para la primera consulta?
- Los antecedentes personales y familiares: médicos, pero no exclusivamente los del tubo digestivo. Entre otros, los antecedentes cardiacos, pulmonares, neurológicos y, por supuesto, los casos de cáncer en parientes cercanos;
- Las pruebas realizadas con anterioridad: no te olvides de los últimos análisis biológicos y las pruebas de función hepática;
- Los tratamientos: indica los medicamentos que tomas actualmente o los que has tomado recientemente.
¿Cómo se desarrolla la primera visita?
La consulta suele durar unos 30 minutos, y una gran parte de ese tiempo se dedica al intercambio de información entre el paciente y el médico: ¿qué medicamentos tomas?, ¿qué molestias sientes y desde cuándo? Lo más importante es no tener miedo de hablar de las molestias con un vocabulario sencillo (manchas extrañas en la ropa, gases constantes, incontinencia…).
Luego el especialista palpa el hígado, ausculta el abdomen en caso de hinchazón o de hernias, y el corazón. Un examen completo también puede incluir un tacto rectal, una ecografía abdominal y, a veces, una endoscopia.