¿Por qué se da tanta importancia a las competencias básicas?
Algunas de las razones que principalmente pueden llevarnos a considerar las competencias básicas como centrales para la educación, se resumen en los siguientes puntos:
1. Por un lado, la realidad social en que vivimos, caracterizada por la globalización, la complejidad y la incertidumbre, puede destacarse como una de las principales razones para formar en competencias. La educación debe tener como principal objetivo preparar para la vida, y en la actualidad, el contexto socioeconómico en el que crecen los jóvenes, demanda ciudadanos con capacidades para cooperar, para la negociación y la resolución de problemas, en definitiva, con recursos para enfrentarse a situaciones cambiantes.
Para ello, la educación debe integrar aprendizajes de diferente naturaleza, a través de metodologías activas que favorezcan la interacción entre el alumnado, la integración social, la capacidad de comunicarse, compartir y colaborar. Se trata de crear entornos seguros donde los alumnos puedan perseguir objetivos que les importen, equivocándose y reflexionando sobre cómo resolver los problemas, siempre con la ayuda del profesor como guía indispensable de todo el proceso.
2. Por otro lado, la finalidad de la educación nos recuerda también que educar supone ayudar al desarrollo completo y a la formación integral de la persona. Esto supone trabajar y cuidar no solo los aspectos intelectuales sino también, con igual nivel de compromiso e importancia, otros aspectos hasta ahora ignorados en los currículos, como son la educación emocional, el desarrollo social, moral y emocional del alumno. Hay que destacar que estas dimensiones más afectivo-sociales comenzaron a incorporarse al currículo con la introducción de las competencias básicas, las cuales han ido paulatinamente tomando un mayor peso y relevancia. Sin embargo, si bien la utilización del concepto de competencia básica se ha ido potenciando en los últimos tiempos, ya había aparecido recogido con anterioridad en el informe de la UNESCO que coordinó Jacques Delors (1996) La Educación encierra un tesoro. En él se plantea cómo los cuatro pilares básicos en los que ha de sustentarse la educación son: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, y aprender a ser.
Concretamente anticipa que: “El siglo XXI, que ofrecerá recursos sin precedentes tanto a la circulación y al almacenamiento de informaciones como a la comunicación, planteará a la educación una doble exigencia que, a primera vista, puede parecer casi contradictoria: la educación deberá transmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos evolutivos, adaptados a la civilización cognoscitiva, porque son las bases de las competencias del futuro. Simultáneamente, deberá hallar y definir orientaciones que permitan no dejarse sumergir por la corriente de informaciones más o menos efímeras que invaden los espacios públicos y privados y conservar el rumbo en proyectos de desarrollo individuales y colectivos. En cierto sentido, la educación se ve obligada a proporcionar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar por él” Delors, Jaques (1996): “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro. El Correo de la UNESCO, pp. 91-103.
Si bien parece claro por qué entre los objetivos de los sistemas educativos debe estar el desarrollo de competencias y habilidades transferibles, en ocasiones resulta complicado entender bien cómo se desarrollan en la práctica.