Validación

La segunda etapa del proceso se refiere a la validación de las hipótesis. Sugeriremos diversas técnicas para establecer la validez de una categoría o hipótesis. De todas ellas, la triangulación es probablemente la más conocida, por lo que la describiremos en primer lugar.

La técnica de triangulación fue popularizada por John Elliott y Clem Adelman durante su trabajo para el proyecto Ford sobre enseñanza. Consiste en contrastar las percepciones de un actor en una situación específica con las de otros actores en la misma situación. Al proceder así, una observación o percepción subjetiva inicial se completa y adquiere cierto grado de autenticidad. Elliott y Adelman (1976: 74) describen la técnica en los siguientes términos:

La triangulación implica reunir registros de una situación pedagógica desde tres puntos de vista muy distintos, a saber, el del profesor, sus alumnos y un obser-vador participante. Dependerá en gran medida del contexto, de quién en el “triángulo” reúne los registros, decómo son escogidos, y de quién los compara. El proceso de reunir registros desde tres puntos de vista tiene una justificación epistemológica. Cada punto del triángulo se sitúa en una posición epistemológica única con respecto al acceso a datos relevantes sobre una situación pedagógica. El profesor está en la mejor posición para acceder, a través de la introspección, a sus propias intenciones y metas en la situación. Los estudiantes están en la mejor posición para explicar de qué manera las acciones del profesor influyen en la manera en que responden en la situación. El observador participante está en la mejor posición para reunir datos acerca de los elementos observables de la interacción entre los profesores y los alumnos. Al comparar su propio registro con los de los otros dos puntos de vista, una persona situada en uno de los puntos del triángulo tiene una oportunidad de ponerlo a prueba y tal vez revisarlo sobre la base de más datos.

Sin embargo, la triangulación no es siempre un proceso fácil de emprender. Inicialmente, puede resultar amenazante para un profesor involucrar a los estudiantes en la evaluación de su labor docente o puede resultar difícil conseguir la ayuda de un colega para que asuma la función de observador participante. Los estudiantes

con apertura e interés personal en su enseñanza y llamados a participar en este tipo de investigación finalmente sabrán sobrellevar estas dificultades. Dicho sea de paso, consideramos importante que el profesor involucre a sus alumnos y alumnas en el proceso de investigación sólo una vez que su grado de confianza lo permita.

Otra técnica muy conocida es la de saturación. Becker (1958: 653), y Glaser y Strauss (1967:67) apuntan a un proceso similar: Becker se refiere a “la verificación de la frecuencia y distribución de un fenómeno” y Glaser y Strauss a la “saturación”, una situación en la que “no se encuentran datos adicionales… [para] elaborar las propiedades de una categoría”. Cuando se aplica a la situación de investigación en el aula esto implica que la hipótesis o categoría generada a partir de la observación es contrastada repetidamente con los datos, con el fin de modificarla y falsearla.

Es difícil –y tal vez imprudente– sugerir una frecuencia que asegure la validez de una categoría, pues ésta variará caso a caso, pero durante este proceso un número predecible de eventos pueden ocurrir. Primero, si en una prueba repetida la categoría demuestra ser deficiente, será descartada. Segundo, puede que la categoría haya sido conceptualizada de manera bruta y, a través de la prueba, se modifique, pula y amplíe el concepto. Tercero, aunque el proceso de falsificación nunca es completo, llega un momento en el que una observación repetida no lleva ni a la refutación ni a la ampliación y sólo sirve para respaldar la hipótesis. En esta etapa, cuando disminuye la utilidad de la observación, se puede decir que ha ocurrido la saturación y que se ha validado la hipótesis.

Hay muchas otras técnicas para validar hipótesis que describiremos de manera más sucinta.

Así como triangulamos la percepción de varios individuos, debemos triangular nuestras fuentes de datos. La matriz siguiente permite ilustrar la gama de fuentes de datos disponibles en los diferentes niveles de análisis. Aun cuando no debería completarse cada una de las celdas, sería recomendable utilizar una amplia dispersión. Cada fuente de datos proporciona un tipo diferente de información que normalmente sirve para complementar y verificar las restantes.

Matriz de investigación en el aula

Otras dos técnicas usualmente utilizadas en esta etapa del análisis son las explicaciones rivales y la búsqueda de casos negativos. Michael Patton (1990: 327–8) describe estas técnicas en los siguientes términos:

Al momento de considerar hipótesis rivales y explicaciones que compiten entre sí, la estrategia correcta no consiste en intentar descalificar las alternativas; más bien, lo que el analista busca son datos para respaldar explicaciones alternativas. El no encontrar evidencia sólida que respalde las explicaciones alternativas ayuda a desarrollar mayor confianza en la explicación original.

La búsqueda de casos negativos está íntimamente relacionada con la puesta a prueba de explicaciones alternativas. Una vez identificados los patrones y las tendencias, se logra una mayor comprensión de éstos al observar las instancias y casos que no calzan con el patrón.

Yo utilizo la frase “llamar a las cosas por su nombre” para describir la siguiente técnica, que está muy bien caracterizada por Humpty Dumpty cuando dice: “Cuando utilizo una palabra ésta significa justamente lo que decidí que significara –ni más ni menos”. El punto es obvio: necesitamos saber qué estamos buscando. Como investigadores en el aula, tenemos que hacer correctamente nuestro trabajo conceptual. Tenemos que ser cautelosos, por ejemplo, al sugerir que un niño que está mirando fijamente al profesor está de hecho prestando atención; o respecto de una definición del diccionario que considere la inteligencia como una habilidad mental; o respecto de definiciones operacionales que establezcan que prestar atención significa no estar mirando por la ventana.

Ninguna de estas definiciones nos resulta muy útil. La conceptualización implica articular un registro completo, claro y coherente de lo que consiste ser un ejemplo de algo; en otras palabras, requiere elaborar los criterios que deben cumplirse si, por ejemplo, un alumno puede describirse como legítima-mente abocado a un aprendizaje de investigación y descubrimiento (Barrow, 1986). Esto puede resultar difícil en un comienzo, pero aclarar los conceptos debe siempre ser una preocupación central a lo largo del proceso de investigación.

Una pista de auditoría es una técnica utilizada para incrementar la validez de nuestros datos. Su nombre proviene del concepto de auditoria financiera. Schwandt y Halpern (1988: 73) describen la utilidad de una pista de auditoría para establecer una cadena de evidencias en los siguientes términos:

Preparar una pista de auditoría es importante por dos razones. En primer lugar, documenta la consulta de modo tal que facilita su revisión por terceros. La pista de auditoría contiene información que describe los métodos utilizados para controlar los errores y para llegar a conclusiones fundadas. En segundo lugar, una pista de auditoría ayuda [a los investigadores en el aula] a manejar sus datos almacenados. Una pista de auditoría organizada les resulta útil cuando necesitan extraer fácilmente información y cuando preparan sus informes finales….. [Los ayuda] a ser más conscientes, críticos y reflexivos.

Quisiera reformular un importante punto metodológico: mediante el uso de técnicas analíticas como la triangulación y otros métodos antes descritos, los profeso-res-investigadores pueden producir hipótesis y conceptos que son válidos, metodológicamente sensatos y hasta cierto punto generalizables.

Al realizar este proceso de construcción de hipótesis, los investigadores docentes están produciendo lo que Glaser y Strauss denominan una teoría fundada porque es una teoría basada en datos recopilados a partir de una situación social específica y aplicables a ésta. Al valernos de esta metodología podemos sentirnos confiados respecto de nuestros próximos pasos.

Fuente: Hacia una buena escuela, experiencias y lecciones, Hopkins David, editorial Quebecor World Chile, Santiago de Chile