Redacción de un informe

Una de las primeras cosas que hay que considerar al momento de preparar un informe de investigación en el aula es el público destinatario. Los investigadores docentes tienen que decidir de antemano para quiénes están escribiendo y escoger el formato y estilo más efectivos para llegar a ese público. La British Educational Research Association (2000:2) identifica tres grandes públicos para los informes de investigación: los investigadores, los elaboradores de políticas y los practicantes, y afirma que “constituye una buena práctica en todo proceso de elaboración de informes de investigación tender a una prosa lúcida que comunique de manera efectiva y evitar un estilo que el público lector pueda percibir como jerga o oscurantismo”.

La extensión del informe es algo que también tiene que ser tomado en cuenta. La mayoría de las personas que lee informes señala que son o demasiado largos o tan breves que no hay suficiente evidencia para hacerlos creíbles. La mejor opción es un informe lo más breve y condensado posible (con todos los elementos de referencia agrupados al final como apéndices). La peor tentación es tratar de reflejar una mayor productividad a través de un escrito de muchas páginas.

El paso siguiente es la formulación del informe. Existen numerosas pautas y criterios que pueden ser sumamente útiles en esta etapa. Para comenzar, existe un enfoque algo tradicional que utiliza como guía puntos similares a los siguientes:

Declaración de propósito

  • Aclarar propósito, fundamentos

Procedimientos y procesos

  •  diseño de la investigación
  • técnicas de recolección de datos
  • verificación de conceptos
  • qué ocurrió realmente

Resultados y ejecución

  • resultados de la investigación
  • implicancias teóricas
  • acción tomada como resultado
  • evaluación de la acción

Meta- análisis

  • revisión del proceso completo,
  • conclusiones respecto de la utilidad de la investigación
  • qué haríamos de manera diferente la próxima vez

En el siguiente cuadro se enumeran las áreas que deben abordarse en un informe convencional de investigación:

Informe convencional

En esta etapa es útil identificar un conjunto de preguntas que pudieran constituir la base para evaluar el informe de investigación. Judith Bell (2005: 244-5) nos entrega una lista extensa y valiosa de preguntas:

1. ¿Está claro el significado? ¿Hay pasajes poco claros?

2. ¿Está bien escrito el informe? Verifique el uso de tiempos, la gramática, orto-grafía, pasajes repetidos, puntuación, jerga.

3. ¿Están bien elaboradas las referencias? ¿Hay omisiones?

4. ¿El resumen le brinda al lector una clara idea de lo que contiene el informe?

5. ¿El título indica claramente el carácter del estudio?

6. ¿Están claramente enunciados los objetivos del estudio?

7. ¿Se cumplieron los objetivos?

8. Si se formularon hipótesis, ¿se verificaron?

9. ¿Se ha estudiado una suficiente cantidad de literatura relacionada con el tema?

10. ¿La revisión de esta literatura, si la hubiere, proporciona una indicación del estado de conocimiento sobre el tema? ¿La temática específica de su investigación se sitúa en el contexto general del área de estudio?
11. ¿Están claramente definidos todos los términos?

12. ¿Están descritos con precisión los métodos seleccionados de recolección de datos? ¿Sirven para este propósito? ¿Por qué eran los apropiados?

13. ¿Están claramente expuestas todas las posibles limitaciones del estudio?

14. ¿Se ha(n) utilizado alguna(s) técnica(s) estadística(s)? De ser así, ¿era(n) la(s) más apropiada(s) para esta tarea?

15. ¿Los datos están analizados e interpretados o simplemente descritos?

16. ¿Están claramente presentados los resultados? ¿y los cuadros, diagramas y figuras?

17. ¿Las conclusiones están basadas en evidencias? ¿Se han hecho algunas afirma-ciones que no pueden ser fundamentadas?

18. ¿Hay alguna evidencia de sesgo? ¿Contiene términos excesivamente emotivos o lenguaje inapropiado?

19. ¿Puede pensarse que los datos son fiables? ¿Podría otro investigador repetir los métodos utilizados y tener una razonable posibilidad de llegar a resultados simi-lares o iguales?
20. ¿Las recomendaciones (si las hubiere) son realizables?

21. ¿Hay elementos innecesarios en el apéndice?

22. ¿Usted aprobaría el informe si fuera el examinador? Si la respuesta es negativa, tal vez sea necesaria una revisión.

Hasta el momento nos hemos preocupado de los aspectos técnicos de la redacción del informe. Ahora es preciso volver al meollo del asunto: transformar, a partir de nuestros resultados, nuestro informe de investigación en una plataforma de acción. Tal debería ser la meta por excelencia de todos los investigadores docentes.

Tras revisar la literatura relativa a esta materia, sugerimos que un informe de investigación en el aula:

• Preste atención de manera explícita al proceso de cambio;

• Se centre en los temas de los usuarios;

• Involucre a los usuarios en el proceso;

• Desarrolle una pedagogía para el aprendizaje a partir de la investigación;

• Utilice una metodología consistente con su propósito; e

• Integre la investigación y desarrollo.

Fuente: Hacia una buena escuela, experiencias y lecciones, Hopkins David, editorial Quebecor World Chile, Santiago de Chile