Introducción
Los vestigios arqueológicos en México y Perú indican que los Aztecas y los Incas realizaban ceremonias religiosas y peregrinaciones a los grandes monumentos de sus dioses en las grandes montañas donde se encontraba la nieve.
En la mitología Azteca el dios del hielo Ixtlacoliuhqui o “ Cuchillo Torcido “ regía los destinos de los hombres por 120 días, ya que en el Códice Borbónico se interpretan algunas figuras como una procesión del hielo, realizada para pedirle a esta deidad el alargamiento de los tiempos de lluvia y el atraso en la llegada de las heladas.
En 1620 el criollo Leonardo Leanos contrataba gente que le llevara diariamente trozos de hielo envueltos con trapos mojados desde las cimas de las montañas, para poder elaborar helados a nivel comercial, convirtiéndose así en el primer nevero comercial que operó en México.
Para fines del periodo colonial el consumo del helado se había extendido únicamente entre las clases más altas de la sociedad, debido a sus altísimos costos de producción y comercialización.
Durante la dictadura porfiriana los cafés y neverías se multiplicaron notablemente por todo el país, donde se ofrecían a sus clientes diversos tipos de helados como postres.
Durante los últimos 30 años el mercado de postres congelados en México, llámense helados, nieves, sorbets, paletas, sandwiches y golosinas congeladas se ha incrementado en forma notable.