Antecedentes históricos de la estética dental
El tratamiento dental cosmético más antiguo se remonta al segundo milenio a C. A lo largo de la historia, las civilizaciones han considerado que sus logros en el campo de la odontología restauradora y estética eran una medida de su nivel de competencia en la ciencia, el arte, el comercio y los negocios. Existen repetidas referencias históricas sobre el valor de la sustitución de la falta de dientes. En el cementerio el Gigel, situado en las inmediaciones de las grandes pirámides de Egipto, se encontraron dos molares rodeados de alambre de oro; se trataba aparentemente de un aparato protésico.
La ley talmúdica de los hebreos permite a las mujeres de sustitución de dientes. Los etruscos estaban muy versados en el uso de los dientes humanos o dientes tallados a partir de dientes de animales para restituir la ausencia de los dientes. Otro dato histórico que refleja la preocupación de las culturas antiguas por las alteraciones cosméticas de los dientes son las referencias a la costumbre japonesa de las tinciones dentales decorativas, denominadas «ohaguro«, en documento de 4,000 años de antigüedad. Descrito como un tratamiento puramente cosmético. El resultado principal del proceso era una tinción marrón oscura o negra sobre los dientes, aunque los estudios también sugieren que podría tener un efecto preventivo de la caries.
Las sonrisas ya aparecen en fecha tan temprana como el año 3000 a.C. En el arte sumerio, se observa una sonrisa en el rostro de una estatua que representa a uno de los primeros reyes de Abab. Aboucaya comentó en su tesis que la sonrisa estaba ausente o apenas esbozada en las primeras obras de arte y, cuando aparecía, era casi siempre labial. La sonrisa dentolabial, que deja ver los dientes por detrás de los labios, empieza a observarse en las primeras décadas del siglo XX; esto se atribuye a la creciente importancia de la conciencia del cuerpo y del arte de los cosméticos derivada de la evolución de la vida social y de los cambios en los hábitos y costumbres.
Los dientes empezaron a desempeñar un papel cada vez más importantes a medida que se prestaba más atención al rostro, que mostraba expresiones más abiertas y menos reprimidas. El énfasis resultante de los tratamientos y cuidados dentales también derivó en un interés por mejorar la estética de la sonrisa. La civilización maya desarrolló un sistema de decoración dental que tallaba algunos dientes con formas complicadas y decoraba otros con inlays de jade; estos procedimientos dentales eran puramente cosméticos y no restauradores.
Los antiguos japoneses mostraban con orgullo los dientes negros, mientras que en los mayas una sonrisa llena de jade testimoniaba la profunda necesidad de decorar el cuerpo. Si bien estos antiguos intentos de odontología cosmética eran estrictamente ornamentales, en ocasiones aportaban efectos colaterales beneficiosos, como la posible prevención de la caries con el ohaguro. Sin embargo, resultaba más frecuente que los efectos colaterales fuesen perniciosos; al intentar iluminar sus sonrisas con jade, algunos mayas desarrollaban abscesos periapicales debido a un «pulido de los dientes«, como lo denominaban sus dentistas, poco cuidadoso o demasiado enérgico.
Actualmente la estética dental se basa en una base más solida éticamente; la mejora general de la salud dental. Sin embargo, los mismos deseos de aquellos antiguos hombres y mujeres de decorar sus dientes como reflejo externo de su personalidad motivan que los adultos actuales busquen tratamiento estético. Aunque la odontología estética puede ayudar a conseguir autoconfianza, siempre debe realizarse dentro de una práctica correcta de la odontología y conseguir una salud dental total.
Los odontólogos, que conocen perfectamente las técnicas, los métodos y los materiales disponibles, deben comunicar a sus pacientes las limitaciones del tratamiento estético.
Fuente: Libro de Odontología estética por Ronald E. Goldstein, volumen 1.